MÁS DE LO MISMO – EL DÓLAR FIJO ES UN IMPUESTO A LOS PRODUCTORES
AGROPECUARIOS QUE NO PASÓ POR EL CONGRESO
Trataré de
decir en pocas palabras lo que se ha dicho infinidad de veces en la Argentina. Pero
como parece que siempre los mismos terminan haciendo las mismas cosas, habrá
que repetirlas.
Todo lo que
se podía decir sobre el control de cambios, lo dijo el Dr. Jorge Ávila en “El
Control de Cambios en la Argentina” (FIEL, Manantial, 1989).
Pero allá
vamos.
El dólar es
una divisa, como lo son los euros, los yenes o los soles. Y las divisas son
cosas que se compran, como los ladrillos, o los libros o los autos.
Existe para
un gobierno tres formas de tratar el mercado de cambios:
1. No hacer
nada. Dejar que los que tienen divisas se las vendan a los que las quieren en
las cantidades y precios que se les antoje y que la contraparte quiera
pagarles.
2. Definir el
precio. Es lo mismo que definir el precio del minuto de comunicación telefónica
local, o el precio de un FOCUS o el precio de la lamparita de 30 w. Luego vemos
qué significa esto. Puede ser un precio que se mantenga fijo por años, o la
autoridad monetaria definir un (1) precio distinto por día.
3. Intervenir
pero poquito. Dejar que fluctúe entre precios preestipulados (públicos o no). Y
ese rango puede ser fijo o moverse en el tiempo.
4. No hay más.
Cualquiera
de las tres conductas tiene enormes implicancias para la economía. Determina si
una persona o empresa gana o pierde dinero, si se hace multimillonaria o
quiebra. Se le pasa riqueza de unos a otros.
Además,
como todo gobierno puede determinar el precio, pero no la cantidad, si el
precio está alejado de lo que las personas quieren hacer, empiezan a no vender
o a no comprar.
El control
del mercado de cambios ha sido la norma de todos los gobiernos en las últimas
décadas. No sólo durante el peronismo,
1946/1955, sino durante la dictadura 1955/1973, donde los distintos gobiernos
fueron por demás imaginativos en su afán de perjudicar a su pueblo, al que le
deben servir, llegando incluso, durante el gobierno de Illía, a confiscar los dólares
de los particulares en las cajas fuertes. Y así fue desde 1973 a hoy, con muy
breves interregnos de dólar de flotación libre.
Todas estas
intervenciones siempre fueron acompañadas, aplaudidas y fomentadas por el FMI. Porque
al FMI no le importa la libertad ni la propiedad de las personas, sino la
felicidad de los burócratas.
Seguro que
la actual política no tiene mayores objeciones del FMI.
Todo fue
siempre un desastre.
¿Por qué
fue y es un desastre?
¿Por qué
está mal éticamente?
¿Por qué es
violatorio de la Constitución Nacional?
Si el
Estado interviene en el mercado de cambios para algo distinto de comprar las
divisas que necesita para sus usos particulares (compra de insumos, pago de
servicio de deuda externa, ahorro), necesariamente está actuando para favorecer
a un grupo a costa de otro. Favorecer a unas personas o empresas y transferir
esa riqueza a otras.
Si la
divisa está más alta que lo debido, favorece a los exportadores. Eso sucedió a
fines del SXIX, cuando luego del boom de exportaciones, el precio de la divisa
se desplomó (pocos estaban interesados en cambiar el dinero) y el gobierno,
para proteger el beneficio de los productores agropecuarios (y que no se
desplome al exportación), inventó la convertibilidad. Para que la divisa NO
baje.
Luego se
inventó la mejor forma de sostener el tipo de cambio, esto es, utilizar las
divisas para financiar el más fenomenal programa de inversión que nunca tuvo el
país: red ferrroviaria, escuelas palacio, hospitales, edificios públicos, e
inversión tranqueras adentro (corrales, pozos, compra de padrillos, aumento de
planteles, maquinaria agrícola), crecimiento urbano, inversión en industria y
comercio, puertos, y, la más redituable, la creación de una flota propia para
mover nuestras propias exportaciones.
A fines de
1946 la Argentina tenía la tercera flota mercante del mundo. Ese fue un proceso
que comenzó con el siglo. Hoy no tenemos flota mercante.
Con esas
inversiones, hubo una sostenida demanda de divisas y el Estado dejó de ser el
único comprador de las divisas que los exportadores deseaban vender.
A partir de
1930, los mercados de cambio se vuelven locos en todo el mundo. De a poco los
países abandonan el patrón oro y existen diversas estrategias (fallidas) para
no importar una crisis que barrió a todos.
Luego de la
segunda guerra mundial, las potencias inventan el FMI y tienen diversas
estrategias para el mercado de divisas.
Vamos a lo
nuestro.
Quienes
venden divisas son: los exportadores, los inversores extranjeros que quieren
traer plata para hacer algo acá, los que se endeudan con el exterior (privados
o estado), los que tiene ahorro en el exterior y quieren traerlo por alguna
razón.
Quienes
compran son: el estado, para servir la deuda externa, los importadores, los que
quieren girar dividendos al exterior, los que quieren ahorrar en dólares. En
este último caso si son particulares, puede ser para atesorar acá o llevárselo
al exterior, si es el estado son reservas del BCRA o activos del estado en
divisa.
Si todos
compran o venden a su antojo, habrá un precio de la divisa que se determinará
por las voluntades de las partes. Puede bajar temporariamente un poco cuando se
venda el producido de la cosecha o subirá si hay algún vencimiento de deuda
externa y no se compró con antelación. Excepto estos eventos excepcionales, las
variaciones se darán si: el gobierno emite pesos, entonces hay presión de los
que quieren huir del peso y comprar divisa, o si hay un volumen excepcional de
gente que quiere traer divisas del exterior para invertir acá (en obras, en
compra de bienes o simplemente para especular en pesos).
Todo hasta
acá es blableta.
Vamos a lo
importante.
Si el
gobierno decide fijar un tipo de cambio más alto que el que voluntariamente
decidirían los actores, el grupo que gobierna toma una acción para favorecer a
aquellos favorecidos. Tal vez no sean todos los favorecidos los aliados de los
gobiernos. Tal vez sea uno solo de ellos y los otros van gratis. Pero se usa el
poder coercitivo del estado para favorecer un grupo. Ejemplo: si soy socio de
extranjeros que se quieren quedar con empresas argentinas o que quieren hacer
inversiones en la Argentina, pongo un tipo de cambio alto. La presidente de Brasil
le pidió a Fernández que VALE tuviera un tipo de cambio alto para que sus
inversiones le salgan más baratas.
Si el
gobierno pone un tipo de cambio bajo, favorece a los importadores y a los que
quieren comprar dólares para sacarlos del país (como dividendos o como ahorro
propio) o para que le salga más barato servir la deuda externa.
¿Por qué?
Porque le
está pagando a los exportadores menos dinero que el que les pagaría si estos
vendieran libremente. Es un impuesto que no pasó por el Congreso.
Entonces,
por ejemplo el pago de la deuda, lo pagaría en parte el presupuesto nacional
pero en otra parte los exportadores, quienes cobran menos por su producto, y
parte de eso es aprovechado por el Estado.
Como esto
es un abuso, - me quedo con parte de la riqueza de una persona sin que exista
una ley que lo avale -, es anticonstitucional. Y nadie dice nada.
Para que
esto prospere, deben ser varios los que se beneficien y soporten estos abusos.
Como es
natural que el esquilmado no lo quiera ser, empieza a seguir estrategias para
minimizar pagar este impuesto ilegal: contrabandea, cambia la producción (ej. Carne
para el mercado interno y no cereal para exportar), produce menos, ahorra en
especie.
Y el Estado
aumenta las medidas coercitivas: obliga a los exportadores a la liquidación de
divisas hasta llegar a tomar cualquier medida para quedarse con los dólares
ajenos. Ejemplos: la confiscación de dólares de Illia o la rotura de silobolsas
ahora.
Como el tipo de cambio FIJO significa ni más ni menos un Estado (no es algo etéreo, detrás hay burócratas, lobbistas y funcionarios honestos o corruptos) decide favorecer a unos ciudadanos y empresas perjudicando a otros, sin en el amparo de la ley, es una práctica que considero contraria a la libertad de las personas, al derecho de usufructuar su riqueza, un timo y una violación a nuestra Constitución Nacional.
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