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sábado, 23 de julio de 2016

Libertad

Libertad



¡Oíd, mortales, el grito sagrado!
¡Libertad, Libertad, Libertad!
¡Oíd el ruido de rotas cadenas!
¡Ved en trono a la noble igualdad!

Si uno no puede ir a trabajar a las cinco de la mañana sin miedo a que le asesinen, uno no es un hombre libre.
Si uno no puede conseguir un trabajo sin rendirle pleitesía a un político porque todos los trabajos de la localidad son municipales, provinciales o nacionales y no hay trabajo privado, uno no es un hombre libre.
Si uno no puede obtener la actualización de la jubilación que legalmente le corresponde sin tener un contacto con un político, uno no es un hombre libre.
Si en el país, un boliviano residente de la villa 31 puede apropiarse de la libertad de una persona por deudas, uno no vive en un país donde los hombres sean libres. [1].
Si uno no puede abrir una pizzería sin pagar coima al inspector municipal, uno no es un hombre libre.
Dibujo enviado por LG.
Si un médico debe preocuparse dentro de un hospital de ser amenazado por delincuentes armados o heridos por armas de fuego,  no es un hombre libre.
Si un testigo de un delito arriesga su vida por el hecho de serlo, no es un hombre libre. (Recomiendo la nota de Guillermo Raffo sobre el particular).
Si uno no puede ir a tomar un café y volver a la noche caminando a su casa, uno no es un hombre libre.
Si un docente vive aterrorizado de que sus alumnos o los familiares de éstos lo agredan, no es un hombre libre.
Si un fiscal por investigar a las autoridades debe enfrentar un jury amañado, y quienes idearon y perpetraron tal fraude procesal, no sólo siguen libres y en sus puestos, sino que no han sido acusados por ello, no vivimos en un país donde los hombres sean libres.
Si uno se dedica a la pesca y no puede pescar porque los políticos corruptos le han vendido todos los derechos a empresas extranjeras, y quienes se opusieron fueron asesinados, uno no es un hombre libre.
Si uno no puede transportar mercadería por una ruta nacional sin pagar protección contra los “piratas del asfalto”, uno no es un hombre libre.
Si las autoridades deciden entregar el espacio público a los delincuentes y encerrar a las personas decentes en sus casas, uno no es un hombre libre. [2].
Si uno es un jubilado que acaba de cobrar su pensión y está atemorizado que entren a su casa a robarle, uno no es un hombre libre.
Si uno no puede desempeñar un oficio sin inscribirse en colegios y pagar matrículas, uno no es un hombre libre.
Si uno debe pagar impuestos para que una casta los gaste en sus putas, sus familiares ineptos y sus acomodados, y, luego, no puede remover a los mandatarios, uno no es un hombre libre.
Si una presidente de la Nación con la colaboración de dos gobernadores de provincia pueden colocar dos bases militares de potencia extranjera sin autorización del Congreso de la Nación y sin que ningún fiscal actuara de oficio para procesar a todos los involucrados, no somos más una Nación Libre.
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Hay mucha tarea por hacer.
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[1] La versión del periodista José Hernández es diferente. Él sostiene que la mujer desaparecida tenía deudas con su dealer de drogas. Éste, de nacionalidad boliviana, decidió quedarse con la mujer para cobrarse. Eventualmente la vendería a un tercero. Un oficial de la PFA decidió ingresar solo a la villa y la sacó. El boliviano nunca fue ni perseguido ni mucho menos expulsado del país por su intento de sometimiento a la esclavitud. Ninguno de los 10.906 empleados del MPF creyó necesario perseguir ese delito. A mis ojos, el más horroroso de todos. Es retroceder a 1809. Pareciera que el artículo 15 de la Constitución Nacional no rige en el enclave villero de la Capital Federal.


Artículo 15.- En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy existen quedan libres desde la jura de esta Constitución; y una ley especial reglará las indemnizaciones a que dé lugar esta declaración. Todo contrato de compra y venta de personas es un crimen de que serán responsables los que lo celebrasen, y el escribano o funcionario que lo autorice. Y los esclavos que de cualquier modo se introduzcan quedan libres por el solo hecho de pisar el territorio de la República.



[2] La cesión del espacio público (calles, plazas, rutas, estaciones de tren o micro), ha sido un tema que hemos discutido largamente con Tristán Grimaux y con Gaby. Hemos coincidido en tres puntos: 1. Es un efecto deseado por la casta política. No es fruto de la desidia o la inoperancia sino que es una decisión política. 2. Tiene como beneficio adicional para la clase política (entiéndase como tal el conjunto de jueces, fiscales, policías y miembros del ejecutivo) la participación en el botín del delito, pero no es la razón primordial. Lo desarrollé parcialmente aquí. 3. La razón que nosotros tres entendemos como primordial y vectora de las decisiones de los gobernantes en los últimos 20 años es recluir a las personas decentes en sus casas y tercerizar en los delincuentes la tarea de represión civil, Dicho fácil: tenernos asustados como conejos en nuestras casas.
No hay razón alguna para que la Capital Federal esté absolutamente controlada manzana por manzana y que no pueda caminar ningún delincuente: La PFA cuenta con 35.000 efectivos y la Metropolitana con 15.000 para custodiar 20.200 manzanas. 2,47 efectivos por manzana.
Si no previenen el delito ni detienen delincuentes es, simplemente, porque no quieren.
La provincia de Buenos Aires solamente, hace un  año atrás tenía 109.000 prófugos, personas que habían sido concedidas salidas transitorias y no volvieron a la cárcel.
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Hay mucha tarea por hacer.

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