Rupert Murdoch
“His Last Vow”, “Sherlock”, Mark Gatiss & Steven Moffat
Días atrás vi el capítulo tres de la tercera
temporada de la serie británica “Sherlock”, “His Last Vow”, (2014).
Benedict Cumberbatch como Sherlock Holmes en "His Last Vow".
Benedict Cumberbatch como Sherlock Holmes en "His Last Vow".
Trata, sin demasiado disimulo, sobre el capo de
medios de comunicación Rupert Murdoch, presentado como el personaje ficcional Charles
Magnussen.
Con @autopolitics (Tristán Grimaux) discutimos el capítulo. El interés
de Grimaux se concentró en la lógica narrativa de una historia de
misterio y policial. Marcó diversas incoherencias argumentales.
La serie me deslumbra por su guión, su ritmo, sus diálogos y su innovativa
presentación visual, además de trabajos actorales de primer nivel, como
únicamente los británicos pueden brindar.
El capítulo
me interesó y es lo que quiero compartir, porque presenta un dilema
ético-político.
No sólo eso, sino que los creadores, Gattis y
Moffat, dan una solución a este problema. No queda en claro si es la que ellos
personalmente avalarían, o es la que suponen cuenta con el beneplácito del
gobierno británico.
Presentan un
problema y dan una solución.
No se puede obviar, por último, que es una
producción del canal estatal, BBC, financiada por todos los contribuyentes
británicos.
Murdoch
Rupert Murdoch es un magnate australiano
nacionalizado estadounidense, dueño de un grupo de medios periodísticos con ramificaciones
en todo el mundo, propietario de medios de alta circulación en Gran Bretaña[1],
el News Corporation.
Rupert
Murdoch tapa de Time.
Se sostiene que su colaboración fue determinante en
el ascenso de Margaret Thatcher a Primer Ministra[2],
la cual fue ampliamente recompensada con prebendas varias (segunda parte del
mismo artículo).
También sus detractores aducen que colaboró, más
tibiamente, en la campaña electoral de Tony Blair.
Es indudable que fue una figura determinante en la
política doméstica británica.
Colaboró activamente en la primera elección que
ungió a Cameron como primer ministro.
Las escuchas telefónicas
Murdoch compareció ante un comité de Investigación de la Cámara de los Comunes, el cual lo acusaba de escuchar ilegalmente a cientos de residentes británicos y usar parte de esa información para publicarla en sus tabloides.
Imagen de “His Last Vow”.
Durante esos días la noticia no dejó nunca la
primera plana de los diarios, generó un fuerte debate, el cual incluyó a
periodistas, políticos, filósofos y opinadores en general.
Fue, a mis ojos, una discusión que me despertó
profunda envidia, por lo rica, libre y el calibre de las argumentaciones de
todos los participantes, en todo el abanico ideológico de la prensa. Todos
tenían algo que decir y lo fundamentaban.
Los tópicos eran la libertad de prensa, la libertad
de expresión, la propiedad privada, el derecho a la intimidad y la injerencia
de los grandes grupos de poder en las decisiones políticas, en particular, la
relación entre Murdoch y el Primer Ministro Cameron.
La investigación develó que era la policía quien ejecutaba la
tarea operativa de intervenir teléfonos para luego entregar las grabaciones a la
redacción del periódico de Murdoch.
Las tres personas de mayor jerarquía fueron separadas
de su cuerpo, encabezadas por el Comisionado de la Policía Metropolitana de
Londres, Sir Paul Stephenson.
Sin embargo, estas escuchas, que fueron denunciadas inicialmente
en el 2005, durante años no tuvieron tal reacción.
Al extremo que este grupo publicó conversaciones
privadas del Príncipe de Gales[3],
sin que en su momento, tuviera consecuencias legales.
La fusión
El disparador de la furia política contra Murdoch,
luego de años de vejámenes varios contra celebridades deportivas y artísticas,
políticos y la propia realeza, fue la oferta de News Corporation para comprar BSkyB (British Sky Broadcasting), una empresa de televisión, telefonía e internet por cable.
Poco tiempo antes, News Corporation había recibido
un gigante aporte de capital de empresas (¿gobierno?) chino.
No sólo ello, sino que el magnate se había casado
con una china, Wendi Deng, dueña de una biografía inverosímil.
Adivino que la señorita Deng tenía como rol
controlar las inversiones chinas en la corporación. Una especie de
Controller/auditora.
Rupert
Murdoch y controller Wendi Deng Murdoch.
Luego del incesante escándalo que duró semanas y
semanas, News Corporation retiró la oferta, personal jerárquico del
grupo renunció (Gerente General Dow Jones, Gerente de Legales Tom Crone y Gerenta General
Rebekah Brooks), además de los policías.
En el caso de Brooks, los periódicos sostuvieron que era amiga de la familia de Cameron y frecuente asistente a la casa de fin de semana del primer ministro.
Asimismo renunció Andy Coulson, Jefe de Prensa del recientemente asumido gobierno de Cameron, y ex empleado del grupo News Corporation. El mencionado Coulson, aparentemente, habría sido el encargado de asegurarle a Murdoch que su pretendida fusión con BSkyB sería bien recibida por el nuevo gobierno.
La prensa, en particular The Guardian, sí dieron a conocer anteriores investigaciones de escuchas ilegales, en base a denuncias de particulares, a partir del 2005/6.
Éstas habían sido cajoneadas por la policía
Metropolitana, el Fiscal del caso había decidido no iniciar la instrucción, con
anuencia de los jueces. La policía se negó a informarle a los particulares si sus
teléfonos habían sido interceptados o no, a pesar de tener los listados en su
poder, guardadas en latas en las instalaciones de la policía.
Finalmente varios ciudadanos iniciaron acciones
civiles y la policía Metropolitana se vio obligada a informar a tribunales,
caso por caso, y siempre con grandes demoras.
Gordon Taylor, directivo de la asociación de futbolistas británicos, hizo un acuerdo extrajudicial por £ 700.000, por haber sido espiado. Poco después Max Glifford, otra de las víctimas, obtuvo un acuerdo similar por £ 1.000.000.
Ante el Comité investigador, Murdoch, cobardemente,
puso en los hombros de sus subordinados toda responsabilidad. Sostuvo desconocer
las actividades ilegales de sus empleados y negó haber aprobado la práctica.
Miembros del comité y la prensa en general, desestimaron la línea de defensa, toda vez que ambos acuerdos millonarios con Taylor y Glifford habían sido aprobados formalmente por el directorio de News Corporation, presidido por el magnate.
Sienna Miller
Sienna Miller es una bella actriz británica. Sus
teléfonos fueron interferidos y sus conversaciones privadas publicadas en
tabloides.
Sienna
Miller.
A diferencia de los casos anteriores, la Sra. Miller
se negó a efectuar un acuerdo extrajudicial. Hizo una denuncia penal, la que
fue desestimada por Tribunales. A continuación inició una causa civil, que
ganó. Su compensación (£100.000), notoriamente inferior a la obtenida por Taylor y Glifford, demostró indubitablemente la responsabilidad de News Corporation, para enorme satisfacción de la damnificada.
The Scotsman, 22 de julio de 2011:
IT WAS the Sienna Miller case wot done it. Appearing before
the culture, media and sport select committee last week, James Murdoch and
Rebekah Brooks confirmed for the first time that it was the actress's decision
to sue the News of the World for hacking into her voicemail which finally
brought the house of cards tumbling down. (Artículo completo[4]).
Bien, valiente Sienna.
Tommy Sheridan
Sheridan[5] es
un político líder del Partido Socialista Escocés. En el año 2003 logró una
elección record, colocando en total 6 diputados en la legislatura local,
Holyrood. Era representante por Glasgow, una ciudad industrial y con
astilleros, bastión de los movimientos obreros locales.
Tommy
Sheridan, ex diputado por el Partido Socialista Escocés.
El partido de izquierda estaba en una línea de
ascenso indiscutible. En el año 2006, el diputado inicia un juicio a News of
the Word, el tabloide del grupo News Corporation, por interferencia en sus
comunicaciones telefónicas. Lo gana y es compensado civilmente por £ 200.000. Al año siguiente, el grupo mediático lo acusa de perjurio. Luego de un largo juicio, donde la pericia la efectúa la policía, el juez lo encuentra culpable y lo condena a tres años de prisión efectiva.
Apela a la Corte Suprema de Escocia, quien confirma
la sentencia en un voto dividido, 8 contra 6.
Cuando en 2011 se ventilan las acusaciones ante el
Comité de la Cámara de los Comunes, el ex diputado Sheridan se encontraba en
prisión.
Cuando el Comité investigador ventila el modus operandi de News of the Word, con el
escándalo a toda vela, le dieron libertad a Sheridan para visitar unos días a su familia[6].
Hubo grandes controversias, y todo el juicio por
perjurio fue altamente comentado en la prensa escocesa. Poco tiempo después, se revisó
el fallo, ante los reconocimientos de delito de varios de los implicados y
recibió la libertad definitiva.
La prisión de Sheridan tuvo un efecto devastador
sobre el naciente partido Socialista y nunca más volvió a tener igual importancia
parlamentaria.
La noticia tuvo amplia cobertura en Escocia, y casi
nula en Inglaterra.
Me escandalicé. No podía entender que un diputado no
tuviera fueros. Quedó por demás expuesta la fragilidad de un diputado de
minorías frente a una corporación, en particular cuando la policía (la pericia)
y la justicia, jugó para Murdoch.
Era evidente, ante mis ojos extranjeros, que la denuncia por perjurio era una aberración. Sin embargo el diputado pasó más de un año preso y su proyecto político fue reducido a su mínima expresión.
Era evidente, ante mis ojos extranjeros, que la denuncia por perjurio era una aberración. Sin embargo el diputado pasó más de un año preso y su proyecto político fue reducido a su mínima expresión.
El caso Sheridan grafica con claridad la razón que
tenía Juan Bautista Alberdi en proteger a nuestros representantes.
Los fueros no existen para proteger al legislador,
sino para protegernos a nosotros y nuestra voluntad expresada en el voto.
Y sirve también para que no idealicemos a otros
países, donde también existen injusticias y la persecución política.
De ninguna forma equiparo Gran Bretaña, tierra de la
libertad, con nosotros.
Pero tampoco es transparente como el cristal, y
siempre es mejor aprender con los errores ajenos y no de los propios.
Sean Hoare
En pleno escándalo por la investigación del Comité de la Cámara de los Comunes, en las pantallas de
televisión, informaban sobre el suicidio de Hoare[7].
Tanto la televisión como la prensa escrita presentaban
el caso Murdoch día y noche, así como cada novedad, en lo que parecía una
novela por entregas. Bastante similar a la adrenalina que vivimos luego del asesinato de Nisman.
El Sr. Hoare sostuvo públicamente que Andy Coulson
estaba al tanto de las escuchas telefónicas y que había mentido al Comité al
sostener que era una práctica por él ignorada.
Su testimonio, de haber sido repetido en la Corte,
hubiera perjudicado notoriamente a Coulson, funcionario de Cameron (al poco
tiempo renunciaría).
Pocos días después, Hoare aparece muerto en su departamento. La policía determina en pocas horas que se trata de un suicidio.
Pocos días después, Hoare aparece muerto en su departamento. La policía determina en pocas horas que se trata de un suicidio.
Escena
del capítulo 9 de “The Honourable Woman”.
Ningún argentino es insensible a los suicidios convenientes al poder, luego del asesinato de Nisman.
De
izquierda a derecha, Lars Mikkelsen y Benedict Cumberbatch como Magnussen y
Holmes respectivamente, en “The Last Vow”.
Hasta aquí relaté, de la forma más neutra posible, lo
poco que supe sobre el caso Murdoch.
No es un problema ajeno a la República Argentina,
considerando las injerencias del Grupo Clarín en los gobiernos de los últimos
treinta años y en nuestros procesos eleccionarios. Actualmente el Grupo Perfil
se presenta con similares apetencias, aunque no ha superado, aún, la etapa de
pretensión.
Ahora quiero plantear, sin contar el final del
capítulo de “Sherlock”, para no arruinarlo para quienes no lo hayan visto, el
dilema presentado por los autores de la serie, tal como lo entendí.
Y preguntar: ¿cuál es la solución a semejantes
interferencias al funcionamiento de una nación? ¿Qué es admisible y qué no? ¿Con
qué herramientas de defensa cuenta un estado de derecho?
Los autores inventan un magnate multimedio, Magnussen.
Lars Mikkelsen
en el papel de Charles Magnussen, en “His Last Vow”.
En una presentación de alta calidad y extremadamente
popular, los autores introducen al público la disyuntiva ética de un estado de
derecho frente a personas con una alta concentración de poder, inescrupulosas y
que ocasionalmente brindan servicios a los miembros del poder político y otras tantas los chantajean. ¿Cómo proceder? ¿Cuánto admitir y cuánto no?
El magnate expresa con claridad que considera a los
británicos domesticados, “herbívoros”[8], y
describe a GB como un excelente laboratorio para poner a prueba sus excesos,
para luego, en caso de éxito, extender la nueva práctica al resto del globo.
Puntualmente afirma que GB es una cápsula de Petri.
Charles Magnussen exterioriza su opinión sobre Gran Bretaña ante un atento Sherlock Holmes, en “His Last Vow”.
El estado de derecho puede ser un terreno fértil
para todo tipo de abusivos, prepotentes, bullies, si los ciudadanos que no lo son no cuentan con mecanismos de defensa adecuados.
La mera existencia del estado de derecho es una
afrenta y un desafío para los totalitarios, los teócratas, los autócratas,
porque es un ejemplo que su pueblo sometido puede querer imitar, poniendo así
en riesgo su propia existencia. ("Oíd mortales, el grito sagrado, Libertad, Libertad, Libertad").
Es por eso que los autócratas nos quieren llevar siempre a su
terreno. El terrorismo es un claro caso, obligarnos a pelear con sus armas y no
con la ley.
Presentar la otra mejilla, no es, a mi entender, una
solución admisible. Es naif, y, básicamente, seguro camino a la derrota.
Uno termina vencido, y dando lugar a otro autócrata,
quien se presentará como el salvador.
En la serie, un alto jerarca del gobierno, defiende
la tolerancia a personas como el magnate, ya que las considera útiles, a la vez
que admite que éstas son lo suficientemente inteligentes para no meterse con
los verdaderamente poderosos[9], y
termina su justificación, calificándolos como meros “hombres de negocios”.
Los autores de la serie dan una solución al desafío
que Magnussen/Murdoch plantea al estado de derecho.
Como no soy una persona sensible a las sutilezas, se
me escapa si la dupla Gatiss/Moffat tiene una intención crítica o complaciente.
Sea como sea, estoy de acuerdo con el desenlace.
Como sostiene el personaje Mary Morstan, “...por eso
existe gente como yo”.
Invito a ver la serie, que actualmente ofrece
Netflix y proponer cómo solucionaría cada uno el desafío que los Magnussen de este mundo
imponen a las naciones regidas por un estado de derecho.
Murdoch, corolario
Finalmente, a pesar de sus múltiples violaciones
penales, Murdoch no fue preso. Pagó indemnizaciones a algunos, se le arruinó el
negocio BSkyB, se divorció de Deng y poco más.
Sin ser una experta en política británica, deduzco
que alguien no quiso que la red de telefonía, televisión e internet fuera
manejada por chinos.
En particular porque la existencia de empresas
chinas es una gigantesca ficción. El estado chino es dueño de todo en un país
comunista.
Si no hubiera sido por esa pretensión, Murdoch
seguiría escuchando las conversaciones de MP’s y lores, y, supuestamente,
sacando provecho de ellas, con el solícito auxilio de la policía.
A veces, los Murdoch/Magnussen/Magnetto dan un paso
demás.
¿Murdoch? Murdoch se va a casar. Es su manera de
decir que sus negocios chinos pasaron a la historia.
Sabe cuando recular en ojotas.
Sabe cuando recular en ojotas.
* * *
[8] Nota
de la autora: discrepo con tal categorización. Considero al pueblo inglés como
un pueblo guerrero que ha sabido defender su estilo de vida todas las veces que
fue necesario, con altos costos.
[9]
Habría que ver, en el caso de Murdoch, si es estrictamente cierto. Publicar
conversaciones íntimas del Príncipe de Gales, indican que, o bien el príncipe
no es tan poderoso, o estos personajes a veces sí, cometen errores.
En las mismas circunstancias apoyo la decisión de Sherlock, pero lo ideal es siempre enviarlos a prisión para que sufran por la falta de poder y lujos. Aun que hay algunos que pueden seguir manipulando aun en esas circunstancias para ellos plomo.
ResponderBorrarEn el extremo, solo queda esa decisión. Lo inteligente (creo) es ir parándolos antes. Cuando hacen algo indebido, causa, cárcel en suspenso, arreglos civiles. Entonces se vuelven prudentes. Estas cosas pasan, por sobretodo, porque durante años NADIE les dice "esto no". No tienen límite. Y se desbocan. ¿No?
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