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miércoles, 27 de enero de 2016

Caras Extrañas

Caras Extrañas

Sus ojos se cerraron 
…y es cruel este silencio 
…y no tengo el consuelo 
de poder llorar. 
…Yo sé que ahora vendrán caras extrañas 
Alfredo Le Pera 
Gentileza de @OSanmartino
Radio, TV y Prensa Escrita
Parto de la base que la ciudadanía coincide en grandes números con la clientela de los diversos medios de comunicación.
En las elecciones del año 2013, el electorado informó a los políticos, a los dueños de medios, a los periodistas y animadores, y a dueños de empresas varias, que su humor no coincidía con el oficialismo.
Aún así, y con información exacta a su disposición, todos estos actores siguieron funcionando como si nada hubiera cambiado.
Las mismas caras, las mismas notas, los mismos formatos y la misma coloratura.
Excepto algunos raros casos, todos los programas políticos fueron monocromáticos. Idénticos a los del día anterior a las elecciones.
Con ese elenco llegamos a las elecciones del 2015.
A partir de ese momento fue indubitable que la población quería otra cosa. Lo que sea, pero distinta a la oferta anterior.
Sin embargo, los responsables de programación de Radio y TV y los jefes de redacción, no cambiaron los formatos, ni las caras, ni las plumas.
Venta de almas
Las razones para la cristalización periodística y de entretenimiento del período 2013-2015 es fácil de entender: los medios vivían de la pauta oficial, no de la publicidad privada. Por lo tanto no importaba tanto el rating o la circulación. Ésta determina la tarifa a cobrar al fabricante de gaseosas o jabón. Pero no de la pauta oficial.
Por lo tanto, el cliente principal fue el poder ejecutivo nacional. El cliente 2013/15 no cambió, la oferta informativa tampoco.
Los gerentes de programación y los jefes de redacción se preocuparon (y fueron servilmente eficientes) en satisfacer a sus amos del Poder Ejecutivo Nacional.
Elecciones 2015
En las elecciones nacionales quedó más que claro que se acabó un ciclo.
Fue particularmente evidente en capital y gran Buenos Aires.
Sin embargo quienes deciden los contenidos continúan actuando como si la pauta la siguiera manejando Aníbal Fernández.
Siguen actuando como si el rating no importara. Como si vender espacio de publicidad a “Skip” no importara.
¿Por qué? No encuentro explicación. (Post anterior sobre el mismo tema:  Nosotros los Televidentes)
Primero pensé que el resultado electoral los tomó a contrapié. Y tenían todos los contratos hasta el 31 de diciembre 2015. Que cambiarían para enero (tuvieron 40 días).
En particular en Capital, donde viven la mayoría de los periodistas y gerentes de programación, la población votó en un 80% a Macri, ¿no suena ninguna alarma, ninguna campana, ningún timbre?
Ahora ya no sé qué pensar.
Las mismas caras, el mismo sesgo pro K populista. La Nación es ilegible. Clarín siempre lo fue. Perfil, luego de las elecciones se volvió más pro K, si es era posible.
Seguimos viendo en la tele los mismos formatos (Intratables con producción ultra K), los noticieros K, Crónica, Telefé, Clarín-Canal 13.
Los mismos rostros que hicieron campaña para Scioli como Morales Solá, Bonelli, Blanck, O'Donell, Montenegro.
No tengo respuesta.
No entiendo porqué no tiraron todo a la basura y presentan gente nueva.
Les doy una pequeña pista a los gerentes de programación. Tinelli o se reinventa o ya fue. Intratables fue. Todos los rostros de TN excepto “Odisea Argentina” murieron.
Existe gente que peregrinó por el desierto durante 12 años. La audiencia, los lectores quieren verlos jugar en primera A. ¿Por qué los dueños de los medios no?
Les digo a quiénes me gustaría ver a mí:
Luis Gasulla, Emilia Delfino, Rodrigo Alegre, Nicolás Lucca, Christian Sanz, José M. Stella, Ignacio Montes de Oca, Federico Poore, Ramón Indart, Virginia Messi, Juan Manuel Bordón, Alicia Panero, José Benegas, Gustavo Grabia, Nicolás Wizñaki o, una persona con trayectoria e injustamente marginado, Matías Longoni. Un programa propio a Hugo Alconada Mon.
La ciudadanía ya cambió el elenco de políticos.
Ante la insensibilidad a la demanda por parte de los accionistas de los medios ¿también nos tendremos que ocupar de cambiar la programación?


domingo, 24 de enero de 2016

Murdoch

Rupert Murdoch



“His Last Vow”, “Sherlock”, Mark Gatiss & Steven Moffat
Días atrás vi el capítulo tres de la tercera temporada de la serie británica “Sherlock”, “His Last Vow”, (2014).


Benedict Cumberbatch como Sherlock Holmes en "His Last Vow".
Trata, sin demasiado disimulo, sobre el capo de medios de comunicación Rupert Murdoch, presentado como el personaje ficcional Charles Magnussen.
Con @autopolitics (Tristán Grimaux) discutimos el capítulo. El interés de Grimaux se concentró en la lógica narrativa de una historia de misterio y policial. Marcó diversas incoherencias argumentales.
La serie me deslumbra por su guión, su ritmo, sus diálogos y su innovativa presentación visual, además de trabajos actorales de primer nivel, como únicamente los británicos pueden brindar.
 El capítulo me interesó y es lo que quiero compartir, porque presenta un dilema ético-político.
No sólo eso, sino que los creadores, Gattis y Moffat, dan una solución a este problema. No queda en claro si es la que ellos personalmente avalarían, o es la que suponen cuenta con el beneplácito del gobierno británico.
 Presentan un problema y dan una solución.
No se puede obviar, por último, que es una producción del canal estatal, BBC, financiada por todos los contribuyentes británicos.

Murdoch
Rupert Murdoch es un magnate australiano nacionalizado estadounidense, dueño de un grupo de medios periodísticos con ramificaciones en todo el mundo, propietario de medios de alta circulación en Gran Bretaña[1], el News Corporation.



Rupert Murdoch tapa de Time.
Se sostiene que su colaboración fue determinante en el ascenso de Margaret Thatcher a Primer Ministra[2], la cual fue ampliamente recompensada con prebendas varias (segunda parte del mismo artículo).
También sus detractores aducen que colaboró, más tibiamente, en la campaña electoral de Tony Blair.
Es indudable que fue una figura determinante en la política doméstica británica.
Colaboró activamente en la primera elección que ungió a Cameron como primer ministro.

Las escuchas telefónicas
Murdoch compareció ante un comité de Investigación de la Cámara de los Comunes, el cual lo acusaba de escuchar ilegalmente a cientos de residentes británicos y usar parte de esa información para publicarla en sus tabloides.

Imagen de “His Last Vow”.
Durante esos días la noticia no dejó nunca la primera plana de los diarios, generó un fuerte debate, el cual incluyó a periodistas, políticos, filósofos y opinadores en general.
Fue, a mis ojos, una discusión que me despertó profunda envidia, por lo rica, libre y el calibre de las argumentaciones de todos los participantes, en todo el abanico ideológico de la prensa. Todos tenían algo que decir y lo fundamentaban.
Los tópicos eran la libertad de prensa, la libertad de expresión, la propiedad privada, el derecho a la intimidad y la injerencia de los grandes grupos de poder en las decisiones políticas, en particular, la relación entre Murdoch y el Primer Ministro Cameron.
La investigación develó que era la policía quien ejecutaba la tarea operativa de intervenir teléfonos para luego entregar las grabaciones a la redacción del periódico de Murdoch.
Las tres personas de mayor jerarquía fueron separadas de su cuerpo, encabezadas por el Comisionado de la Policía Metropolitana de Londres, Sir Paul Stephenson.
Sin embargo, estas escuchas, que fueron denunciadas inicialmente en el 2005, durante años no tuvieron tal reacción.
Al extremo que este grupo publicó conversaciones privadas del Príncipe de Gales[3], sin que en su momento, tuviera consecuencias legales.

La fusión
El disparador de la furia política contra Murdoch, luego de años de vejámenes varios contra celebridades deportivas y artísticas, políticos y la propia realeza, fue la oferta de News Corporation para comprar BSkyB (British Sky Broadcasting), una empresa de televisión, telefonía e internet por cable.
Poco tiempo antes, News Corporation había recibido un gigante aporte de capital de empresas (¿gobierno?) chino.
No sólo ello, sino que el magnate se había casado con una china, Wendi Deng, dueña de una biografía inverosímil.
Adivino que la señorita Deng tenía como rol controlar las inversiones chinas en la corporación. Una especie de Controller/auditora.



Rupert Murdoch y controller Wendi Deng Murdoch.
Luego del incesante escándalo que duró semanas y semanas, News Corporation retiró la oferta, personal jerárquico del grupo renunció  (Gerente General Dow Jones, Gerente de Legales Tom Crone y Gerenta General Rebekah Brooks), además de los policías. 
En el caso de Brooks, los periódicos sostuvieron que era amiga de la familia de Cameron y frecuente asistente a la casa de fin de semana del primer ministro

Asimismo renunció Andy Coulson, Jefe de Prensa del recientemente asumido gobierno de Cameron, y ex empleado del grupo News Corporation. El mencionado Coulson, aparentemente, habría sido el encargado de asegurarle a Murdoch que su pretendida fusión con BSkyB sería bien recibida por el nuevo gobierno
La prensa, en particular The Guardian, sí dieron a conocer anteriores investigaciones de escuchas ilegales, en base a denuncias de particulares, a partir del 2005/6.
Éstas habían sido cajoneadas por la policía Metropolitana, el Fiscal del caso había decidido no iniciar la instrucción, con anuencia de los jueces. La policía se negó a informarle a los particulares si sus teléfonos habían sido interceptados o no, a pesar de tener los listados en su poder, guardadas en latas en las instalaciones de la policía.
Finalmente varios ciudadanos iniciaron acciones civiles y la policía Metropolitana se vio obligada a informar a tribunales, caso por caso, y siempre con grandes demoras.
Gordon Taylor, directivo de la asociación de futbolistas británicos, hizo un acuerdo extrajudicial por £ 700.000, por haber sido espiado. Poco después Max Glifford, otra de las víctimas, obtuvo un acuerdo similar por £ 1.000.000. 
Ante el Comité investigador, Murdoch, cobardemente, puso en los hombros de sus subordinados toda responsabilidad. Sostuvo desconocer las actividades ilegales de sus empleados y negó haber aprobado la práctica. 

Miembros del comité y la prensa en general, desestimaron la línea de defensa, toda vez que ambos acuerdos millonarios con Taylor y Glifford habían sido aprobados formalmente por el directorio de News Corporation, presidido por el magnate

Sienna Miller
Sienna Miller es una bella actriz británica. Sus teléfonos fueron interferidos y sus conversaciones privadas publicadas en tabloides.



Sienna Miller.
A diferencia de los casos anteriores, la Sra. Miller se negó a efectuar un acuerdo extrajudicial. Hizo una denuncia penal, la que fue desestimada por Tribunales. A continuación inició una causa civil, que ganó. Su compensación (£100.000), notoriamente inferior a la obtenida por Taylor y Glifford, demostró indubitablemente la responsabilidad de News Corporation, para enorme satisfacción de la damnificada.
The Scotsman, 22 de julio de 2011:
IT WAS the Sienna Miller case wot done it. Appearing before the culture, media and sport select committee last week, James Murdoch and Rebekah Brooks confirmed for the first time that it was the actress's decision to sue the News of the World for hacking into her voicemail which finally brought the house of cards tumbling down. (Artículo completo[4]).
Bien, valiente Sienna.

Tommy Sheridan
Sheridan[5] es un político líder del Partido Socialista Escocés. En el año 2003 logró una elección record, colocando en total 6 diputados en la legislatura local, Holyrood. Era representante por Glasgow, una ciudad industrial y con astilleros, bastión de los movimientos obreros locales.



Tommy Sheridan, ex diputado por el Partido Socialista Escocés.
El partido de izquierda estaba en una línea de ascenso indiscutible. En el año 2006, el diputado inicia un juicio a News of the Word, el tabloide del grupo News Corporation, por interferencia en sus comunicaciones telefónicas. Lo gana y es compensado civilmente por £ 200.000. Al año siguiente, el grupo mediático lo acusa de perjurio. Luego de un largo juicio, donde la pericia la efectúa la policía, el juez lo encuentra culpable y lo condena a tres años de prisión efectiva. 
Apela a la Corte Suprema de Escocia, quien confirma la sentencia en un voto dividido, 8 contra 6.
Cuando en 2011 se ventilan las acusaciones ante el Comité de la Cámara de los Comunes, el ex diputado Sheridan se encontraba en prisión.
Cuando el Comité investigador ventila el modus operandi de News of the Word, con el escándalo a toda vela, le dieron libertad a Sheridan para visitar unos días a su familia[6].
Hubo grandes controversias, y todo el juicio por perjurio fue altamente comentado en la prensa escocesa. Poco tiempo después, se revisó el fallo, ante los reconocimientos de delito de varios de los implicados y recibió la libertad definitiva.
La prisión de Sheridan tuvo un efecto devastador sobre el naciente partido Socialista y nunca más volvió a tener igual importancia parlamentaria.
La noticia tuvo amplia cobertura en Escocia, y casi nula en Inglaterra.
Me escandalicé. No podía entender que un diputado no tuviera fueros. Quedó por demás expuesta la fragilidad de un diputado de minorías frente a una corporación, en particular cuando la policía (la pericia) y la justicia, jugó para Murdoch. 
Era evidente, ante mis ojos extranjeros, que la denuncia por perjurio era una aberración. Sin embargo el diputado pasó más de un año preso y su proyecto político fue reducido a su mínima expresión.
El caso Sheridan grafica con claridad la razón que tenía Juan Bautista Alberdi en proteger a nuestros representantes.
Los fueros no existen para proteger al legislador, sino para protegernos a nosotros y nuestra voluntad expresada en el voto.
Y sirve también para que no idealicemos a otros países, donde también existen injusticias y la persecución política.
De ninguna forma equiparo Gran Bretaña, tierra de la libertad, con nosotros.
Pero tampoco es transparente como el cristal, y siempre es mejor aprender con los errores ajenos y no de los propios.

Sean Hoare
En pleno escándalo por la investigación del Comité de la Cámara de los Comunes, en las pantallas de televisión, informaban sobre el suicidio de Hoare[7].


Sean Hoare.
Tanto la televisión como la prensa escrita presentaban el caso Murdoch día y noche, así como cada novedad, en lo que parecía una novela por entregas. Bastante similar a la adrenalina que vivimos luego del asesinato de Nisman.
El Sr. Hoare sostuvo públicamente que Andy Coulson estaba al tanto de las escuchas telefónicas y que había mentido al Comité al sostener que era una práctica por él ignorada.
Su testimonio, de haber sido repetido en la Corte, hubiera perjudicado notoriamente a Coulson, funcionario de Cameron (al poco tiempo renunciaría).
Pocos días después, Hoare aparece muerto en su departamento. La policía determina en pocas horas que se trata de un suicidio.




Escena del capítulo 9 de “The Honourable Woman”.
Ningún argentino es insensible a los suicidios convenientes al poder, luego del asesinato de Nisman.

Sherlock y Magnussen – Un dilema ético-político


De izquierda a derecha, Lars Mikkelsen y Benedict Cumberbatch como Magnussen y Holmes respectivamente, en “The Last Vow”.
Hasta aquí relaté, de la forma más neutra posible, lo poco que supe sobre el caso Murdoch.
No es un problema ajeno a la República Argentina, considerando las injerencias del Grupo Clarín en los gobiernos de los últimos treinta años y en nuestros procesos eleccionarios. Actualmente el Grupo Perfil se presenta con similares apetencias, aunque no ha superado, aún, la etapa de pretensión.
 Ahora quiero plantear, sin contar el final del capítulo de “Sherlock”, para no arruinarlo para quienes no lo hayan visto, el dilema presentado por los autores de la serie, tal como lo entendí.
Y preguntar: ¿cuál es la solución a semejantes interferencias al funcionamiento de una nación? ¿Qué es admisible y qué no? ¿Con qué herramientas de defensa cuenta un estado de derecho?
Los autores inventan un magnate multimedio, Magnussen.


Lars Mikkelsen en el papel de Charles Magnussen, en “His Last Vow”.
En una presentación de alta calidad y extremadamente popular, los autores introducen al público la disyuntiva ética de un estado de derecho frente a personas con una alta concentración de poder, inescrupulosas y que ocasionalmente brindan servicios a los miembros del poder político y otras tantas los chantajean. ¿Cómo proceder? ¿Cuánto admitir y cuánto no?
El magnate expresa con claridad que considera a los británicos domesticados, “herbívoros”[8], y describe a GB como un excelente laboratorio para poner a prueba sus excesos, para luego, en caso de éxito, extender la nueva práctica al resto del globo. Puntualmente afirma que GB es una cápsula de Petri.


Charles Magnussen exterioriza su opinión sobre Gran Bretaña ante un atento Sherlock Holmes, en “His Last Vow”.


El estado de derecho puede ser un terreno fértil para todo tipo de abusivos, prepotentes, bullies, si los ciudadanos que no lo son no cuentan con mecanismos de defensa adecuados.
La mera existencia del estado de derecho es una afrenta y un desafío para los totalitarios, los teócratas, los autócratas, porque es un ejemplo que su pueblo sometido puede querer imitar, poniendo así en riesgo su propia existencia. ("Oíd mortales, el grito sagrado, Libertad, Libertad, Libertad").
Es por eso que los autócratas nos quieren llevar siempre a su terreno. El terrorismo es un claro caso, obligarnos a pelear con sus armas y no con la ley.
Presentar la otra mejilla, no es, a mi entender, una solución admisible. Es naif, y, básicamente, seguro camino a la derrota.
Uno termina vencido, y dando lugar a otro autócrata, quien se presentará como el salvador.
En la serie, un alto jerarca del gobierno, defiende la tolerancia a personas como el magnate, ya que las considera útiles, a la vez que admite que éstas son lo suficientemente inteligentes para no meterse con los verdaderamente poderosos[9], y termina su justificación, calificándolos como meros “hombres de negocios”.
Los autores de la serie dan una solución al desafío que Magnussen/Murdoch plantea al estado de derecho.
Como no soy una persona sensible a las sutilezas, se me escapa si la dupla Gatiss/Moffat tiene una intención crítica o complaciente.
Sea como sea, estoy de acuerdo con el desenlace.
Como sostiene el personaje Mary Morstan, “...por eso existe gente como yo”.
Invito a ver la serie, que actualmente ofrece Netflix y proponer cómo solucionaría cada uno el desafío que los Magnussen de este mundo imponen a las naciones regidas por un estado de derecho.

Murdoch, corolario
Finalmente, a pesar de sus múltiples violaciones penales, Murdoch no fue preso. Pagó indemnizaciones a algunos, se le arruinó el negocio BSkyB, se divorció de Deng y poco más.
Sin ser una experta en política británica, deduzco que alguien no quiso que la red de telefonía, televisión e internet fuera manejada por chinos.
En particular porque la existencia de empresas chinas es una gigantesca ficción. El estado chino es dueño de todo en un país comunista.
Si no hubiera sido por esa pretensión, Murdoch seguiría escuchando las conversaciones de MP’s y lores, y, supuestamente, sacando provecho de ellas, con el solícito auxilio de la policía.
A veces, los Murdoch/Magnussen/Magnetto dan un paso demás.
¿Murdoch? Murdoch se va a casar. Es su manera de decir que sus negocios chinos pasaron a la historia. 
Sabe cuando recular en ojotas.


Rupert Murdoch y actual fiancée Jerry Hall.

* * *





[8] Nota de la autora: discrepo con tal categorización. Considero al pueblo inglés como un pueblo guerrero que ha sabido defender su estilo de vida todas las veces que fue necesario, con altos costos.
[9] Habría que ver, en el caso de Murdoch, si es estrictamente cierto. Publicar conversaciones íntimas del Príncipe de Gales, indican que, o bien el príncipe no es tan poderoso, o estos personajes a veces sí, cometen errores.

miércoles, 13 de enero de 2016

Nos, Televidentes

Nosotros los Televidentes
Pedido
Esto es un pedido a los productores y directores de la televisión argentina, respecto a los noticieros, canales de noticias y programas de actualidad política.
No soy del gremio. No entiendo. Soy una televidente. Público. La que consume (o no) lo que emiten.
Y no me gusta lo que veo. Es pobre, berreta, de cabotaje, chanta, mal intencionado, viejo, obsoleto, vetusto.
Es de mala calidad no sólo respecto a los noticieros y canales de noticias del primer mundo (Francia, España, BBC, Alemania, RAI o cadenas norteamericanas).
Es mala respecto a la televisión de Uruguay, Colombia y la misma Telesur.
Falta de muñeca
Luego de las elecciones del año 2015 pensé que los productores iban a entender que el ánimo del público, y sus gustos habían cambiado.
Hubo preavisos. Las marchas del año 2014 y la del 18/02/2015 en homenaje al asesinado Fiscal General Alberto Nisman.
Hubo tiempo. La primera vuelta electoral fue en octubre. Dio tiempo a todos los responsables de programación para reevaluar lo que emitían y prepararse para un formato nuevo.
Nuevas caras, nuevos decorados, nuevos contenidos.
Nada.
Luego pensé que durarían hasta el 31 de diciembre, fecha previsible de finalización de los contratos, pero que ya para las fiestas estarían anunciando la nueva programación de enero.
Nada.
El público explicita taxativa y estadísticamente una nueva preferencia y los canales de televisión no lo registran.
Raro.
O no. Porque tal vez los canales no viven del rating (el que decide si una fábrica de detergente les pone un aviso o no) sino de otros ingresos, (el estado o venderles chivos a los políticos).
Es la única explicación para la falta de conexión de los responsables de programación y el públicos.
Todo lo que está mal
Detallaré, con el fin de colaborar y que los canales emitan lo que a mí me gusta, todo lo que veo mal en los noticieros, canales de noticias y programas políticos.
Es tanto lo que está mal, que no sé por dónde empezar. Así que lo haré desordenadamente.
Los decadorados son berretas. Los presentadores están mal vestidos, peinados y maquillados. En particular, a las damas, las visten como si fueran a ir a una bailanta de mala muerte. Mujeres feas y gordas (lo que no impediría en absoluta su trabajo) vestidas como veinteañeras modo sábado a la noche. Ruedo corto, colores chillones, ropa brillosa, ruedos irregulares, blusas con hombros al aire. Todo da una imagen de falta de profesionalismo.
Aventuro que la razón es que los canales no gastan dinero en uniformes y las visten con canje, canje con locales berretas, de ropa hecha en China o en talleres clandestinos. Berreta sub-berreta.
Contrasta con la pulcritud de los noticieros de todos los países desarrollados y de Telesur. Con este último canal puedo tener divergencias de contenido, pero sus presentadores visten bien, hablan pausado y claro, en castellano entendible, y sólo presentan la noticia. No comentan si se pelearon con el cuñado.
El comportamiento de los presentadores es inadmisible. Largos minutos hablando de temas personales. Chascarrillos internos. Supuestos bloques de humor (lejos de tal condición), con el claro objetivo de hacer tiempo. Más allá de ser un humor mediocre e inimaginativo, es ejecutado por amateurs, lo que lo convierte en patético. Pienso en particular  los bloques de Nelson Castro y el bloque de VanderKooy y Blanck. Pero no son los únicos.
La producción es pobre. Noticias mal investigadas, falta de cámaras, inexistente cobertura del interior, no solo de profesionales propios, sino que los canales de noticias ni siquiera han desarrollado una red free-lance en el interior del país.
Claro caso fue cuando el atleta Dr. Crismanich ganó la Medalla de Oro Olímpica.  No había un solo medio que estuviera en Corrientes para cubrir una nota a su familia. En contraste, la televisión colombiana cubrió perfectamente la algarabía de familiares y vecinos frente al triunfo de la atleta Mariana Pajón (ciclismo).
La falta de profesionalismo se comprueba en todos los rubros. Cuando es el momento de cubrir el Dakar, Fox tiene una sola persona que habla inglés (Fossaroli), el resto balbucea pocas palabras, incluido el enviado de Canal 7. Un torneo con una alta participación de corredores franceses hubiera hecho pensar que tendrían 1 (uno) que hablara francés. No.
Es indispensable que cuando hay que cubrir un evento internacional, se le tome un examen de aptitud a las personas que envían. Es básico. En la Argentina hay muchas personas que hablan idiomas extranjeros. Cualquiera lo haría mejor. Por ejemplo, llamar a los egresados del Liceo Francés o a las personas que terminaron la Alianza. Y ver si alguien hace periodismo. O, dado que hace años que se hace en el país, pagarles clases a los enviados.
La cobertura del mundial de football en Brasil es particularmente descriptiva. Los canales enviaron decenas de personas, con un considerable gasto. Ninguno sabía nada, parecían cualquiera de nosotros hablando con un compañero de oficina, parando a las personas por las calles para las preguntas más ordinarias. Sin embargo ninguno (o casi ninguno) sabía hablar inglés. Por lo que si se llegaban a cruzar con algún jugador extranjero estaban totalmente imposibilitados de elaborar una pregunta. 
Todo es de cabotaje, porque no tiene más bloque internacional. Hace muchos años atrás, teníamos enviados internacionales nuestros cubriendo distintos eventos en el mundo.
Ahora ni siquiera hay un bloque internacional relevante en ningún noticiero (no importa la ideología). No hay. Ni siquiera comprado en paquete al exterior. Tiene que suceder algo totalmente extraordinario para que lo pasen.
Las noticias son de un cabotaje exasperante. Horas y horas por un asalto en Lanús. Puterío. Y una falta absoluta de criterio para mensurar la importancia de las noticias.
Si ya no existen profesionales con esas habilidades, sugiero que copien los formatos de los noticieros extranjeros, hasta que se reaprenda el arte. Bloque internacional, bloque político nacional, bloque económico, noticias del interior del país, judiciales/policiales, breve bloque de notas de color. No es tan difícil. Una lega como yo lo sabe.
El punto insoslayable son las personas que vemos en la televisión. Hay personas que se deben ir. Que los asociamos con lo que se fue. No sólo en Canal 7. En TN, en América, en Canal 26. Ya está, no los queremos ver más.
Nadie dice que no trabajen. Pero no pueden estar más en los horarios centrales. Que subsistan en Metro, como muchos buenos periodistas tuvieron que hacerlo por doce años.
Son personas asociadas con el régimen que se fue. En el caso de TN si bien estuvo en la oposición, no fue así los primeros años, y las caras visibles están indefectiblemente asociadas con ese ida y vuelta. 
Resulta obvio en algunos casos la falta de profesionalismo y aptitud para cubrir esas posiciones (vocabulario reducido, errores de dicción, errores de concepto, falta de cultura general y a veces desconocimiento mínimo sobre el entrevistado o el tema a tratar).
El formato de los programas de política es calcado. Reciben funcionarios o candidatos, los cuales se repiten a todo horario y canal. Resulta sospechoso esa falta de figuras con conocimiento específico en los temas o la falta de pluralidad. El primer pensamiento es que estos anfitriones alquilan los espacios al mejor postor, y el que está dispuesto en poner dinero resulta invitado. 
Presumo, asimismo, una enorme haraganería en buscar expertos o profesionales en el tema. Con raras excepciones, como puede ser Odiesea Argentina, que no tiene invitados convencionales y sí expertos en tal o cual tema.
Es llamativo la falta de tiempo dedicado a los problemas internacionales. En un país que debería vivir de la exportación, y con dos conflictos internacionales abiertos, Malvinas e Irán, nadie es invitado a explicar a la población, los cambios que se producen en el mundo, los bloques políticos o económicos que se conforman o los impactos que tendrán en nosotros. Cabotaje.
Que me gustaría
Quisiera que todos los periodistas jóvenes que fueron excluidos de la TV tuvieran su posibilidad.
Me gustaría que se vayan los viejos que fueron cómplices canallas durante doce años K, tomaron posición pro o anti Clarín al final y le hicieron campaña a Scioli.
Que los carcamanes, como sea que piensen, se vayan.
Que los que venden espacio, como Montenegro, que tuvo día por medio a un tal Lorenzino (personaje menor si los hay), u O’Donell, se vayan.
Que los presentadores y anfitriones sean profesionales en cámara. Cero comentarios personales. 
Que a las damas las vistan bien. Si no tiene dinero en la producción, un (1) traje sastre, ruedo a media rodilla, bien peinadas, y punto.
Que los noticieros tengan un formato convencional. Con bloques fijos. Si no saben cómo hacerlo, hasta que aprendan, que copien cualquier noticiero español o de la BBC.
Que sean sobrios. Tipo Prat Gay. Sin chascarrillos, sin chistes, sin comentarios personales. Sólo presenten la noticia. Y que la producción trabaje. Que las noticias estén bien elaboradas.
En cuanto a los canales de noticias, que tengan tiempos prepautados sobre el tipo de noticia. No puede ser que desaparece una adolescente con exceso de actividad hormonal y estén 24x24. Mientras tanto pasan cosas, tiran un avión en Ucrania, hay un terremoto en Japón, destituyen algún intendente en alguna provincia, destraban la importación de carne argentina en EEUU. 
En cuanto a los programas políticos, el sistema de alquiler de espacios es evidente y desmotiva al televidente. 
Denle producción a los anfitriones y que sea invitada gente que sepa. El país necesita pro-fe-sio-na-lis-mo, en todos los órdenes. 
Si hablan de química, que venga un químico, si hablan de relaciones internacionales, un egresado de la carrera diplomática, y así. No es difícil. 
Resulta exasperante que en un noticiero llamen a, por ejemplo, un zoólogo, para preguntarle por tal o cual plaga, y sea interrumpido por la presentadora del canal, que le discute al pobre hombre, como si pudiera. 
Y básicamente, darle lugar a caras nuevas, con contenidos nuevos y formatos nuevos. (Por favor, no imiten el berreta decorado de PTP).
Nombres nuevos que conozco: Luis Gasulla, Emilia Delfino, Rodrigo Alegre, Nicolás Lucca, Luis Gasulla, Christian Sanz, José M. Stella, Ignacio Montes de Oca, Federico Poore, Ramón Indart, Virginia Messi, Juan Manuel Bordón, Gustavo Grabia, Nicolás Wizñaki o, una persona con trayectoria e injustamente marginado, Matías Longoni. 
Seguro hay muchos más, pero puse a quienes leo y sigo. Existen numerosos periodistas del interior que no tienen oportunidad alguna en los medios capitalinos, cuando hoy es perfectamente posible grabar, con la misma calidad, en Córdoba, Santa Fe o Posadas.
Hay material humano para cambiar de cuajo los formatos y los contenidos. Supongo que de igual manera hay un ejército de productores, que pueden jubilar definitivamente a los Blanck, Morales Solá, Nelson Castro, Montenegro u O’Donell, caras visibles de una operación mediática, que tenía como único objetivo, quebrar nuestra voluntad. 
Verdaderas quintas columnas.
Vaya aquí mi aporte como televidente.
Quiero calidad, quiero que los canales gasten dinero en producción y en particular, en selección de personal.
Espero que se termine el tiempo que para tener un lugar, lo imprescindible sea ser alcahuete, y pase a ser importante, ser profesional.
Espero que tengan que hacer buenos programas y conseguir publicidad, sin vivir de la pauta oficial. Y si ésta existe, que exija, al menos, el mismo nivel de profesionalismo de la tendenciosa Telesur.
Espero.