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domingo, 24 de enero de 2016

Murdoch

Rupert Murdoch



“His Last Vow”, “Sherlock”, Mark Gatiss & Steven Moffat
Días atrás vi el capítulo tres de la tercera temporada de la serie británica “Sherlock”, “His Last Vow”, (2014).


Benedict Cumberbatch como Sherlock Holmes en "His Last Vow".
Trata, sin demasiado disimulo, sobre el capo de medios de comunicación Rupert Murdoch, presentado como el personaje ficcional Charles Magnussen.
Con @autopolitics (Tristán Grimaux) discutimos el capítulo. El interés de Grimaux se concentró en la lógica narrativa de una historia de misterio y policial. Marcó diversas incoherencias argumentales.
La serie me deslumbra por su guión, su ritmo, sus diálogos y su innovativa presentación visual, además de trabajos actorales de primer nivel, como únicamente los británicos pueden brindar.
 El capítulo me interesó y es lo que quiero compartir, porque presenta un dilema ético-político.
No sólo eso, sino que los creadores, Gattis y Moffat, dan una solución a este problema. No queda en claro si es la que ellos personalmente avalarían, o es la que suponen cuenta con el beneplácito del gobierno británico.
 Presentan un problema y dan una solución.
No se puede obviar, por último, que es una producción del canal estatal, BBC, financiada por todos los contribuyentes británicos.

Murdoch
Rupert Murdoch es un magnate australiano nacionalizado estadounidense, dueño de un grupo de medios periodísticos con ramificaciones en todo el mundo, propietario de medios de alta circulación en Gran Bretaña[1], el News Corporation.



Rupert Murdoch tapa de Time.
Se sostiene que su colaboración fue determinante en el ascenso de Margaret Thatcher a Primer Ministra[2], la cual fue ampliamente recompensada con prebendas varias (segunda parte del mismo artículo).
También sus detractores aducen que colaboró, más tibiamente, en la campaña electoral de Tony Blair.
Es indudable que fue una figura determinante en la política doméstica británica.
Colaboró activamente en la primera elección que ungió a Cameron como primer ministro.

Las escuchas telefónicas
Murdoch compareció ante un comité de Investigación de la Cámara de los Comunes, el cual lo acusaba de escuchar ilegalmente a cientos de residentes británicos y usar parte de esa información para publicarla en sus tabloides.

Imagen de “His Last Vow”.
Durante esos días la noticia no dejó nunca la primera plana de los diarios, generó un fuerte debate, el cual incluyó a periodistas, políticos, filósofos y opinadores en general.
Fue, a mis ojos, una discusión que me despertó profunda envidia, por lo rica, libre y el calibre de las argumentaciones de todos los participantes, en todo el abanico ideológico de la prensa. Todos tenían algo que decir y lo fundamentaban.
Los tópicos eran la libertad de prensa, la libertad de expresión, la propiedad privada, el derecho a la intimidad y la injerencia de los grandes grupos de poder en las decisiones políticas, en particular, la relación entre Murdoch y el Primer Ministro Cameron.
La investigación develó que era la policía quien ejecutaba la tarea operativa de intervenir teléfonos para luego entregar las grabaciones a la redacción del periódico de Murdoch.
Las tres personas de mayor jerarquía fueron separadas de su cuerpo, encabezadas por el Comisionado de la Policía Metropolitana de Londres, Sir Paul Stephenson.
Sin embargo, estas escuchas, que fueron denunciadas inicialmente en el 2005, durante años no tuvieron tal reacción.
Al extremo que este grupo publicó conversaciones privadas del Príncipe de Gales[3], sin que en su momento, tuviera consecuencias legales.

La fusión
El disparador de la furia política contra Murdoch, luego de años de vejámenes varios contra celebridades deportivas y artísticas, políticos y la propia realeza, fue la oferta de News Corporation para comprar BSkyB (British Sky Broadcasting), una empresa de televisión, telefonía e internet por cable.
Poco tiempo antes, News Corporation había recibido un gigante aporte de capital de empresas (¿gobierno?) chino.
No sólo ello, sino que el magnate se había casado con una china, Wendi Deng, dueña de una biografía inverosímil.
Adivino que la señorita Deng tenía como rol controlar las inversiones chinas en la corporación. Una especie de Controller/auditora.



Rupert Murdoch y controller Wendi Deng Murdoch.
Luego del incesante escándalo que duró semanas y semanas, News Corporation retiró la oferta, personal jerárquico del grupo renunció  (Gerente General Dow Jones, Gerente de Legales Tom Crone y Gerenta General Rebekah Brooks), además de los policías. 
En el caso de Brooks, los periódicos sostuvieron que era amiga de la familia de Cameron y frecuente asistente a la casa de fin de semana del primer ministro

Asimismo renunció Andy Coulson, Jefe de Prensa del recientemente asumido gobierno de Cameron, y ex empleado del grupo News Corporation. El mencionado Coulson, aparentemente, habría sido el encargado de asegurarle a Murdoch que su pretendida fusión con BSkyB sería bien recibida por el nuevo gobierno
La prensa, en particular The Guardian, sí dieron a conocer anteriores investigaciones de escuchas ilegales, en base a denuncias de particulares, a partir del 2005/6.
Éstas habían sido cajoneadas por la policía Metropolitana, el Fiscal del caso había decidido no iniciar la instrucción, con anuencia de los jueces. La policía se negó a informarle a los particulares si sus teléfonos habían sido interceptados o no, a pesar de tener los listados en su poder, guardadas en latas en las instalaciones de la policía.
Finalmente varios ciudadanos iniciaron acciones civiles y la policía Metropolitana se vio obligada a informar a tribunales, caso por caso, y siempre con grandes demoras.
Gordon Taylor, directivo de la asociación de futbolistas británicos, hizo un acuerdo extrajudicial por £ 700.000, por haber sido espiado. Poco después Max Glifford, otra de las víctimas, obtuvo un acuerdo similar por £ 1.000.000. 
Ante el Comité investigador, Murdoch, cobardemente, puso en los hombros de sus subordinados toda responsabilidad. Sostuvo desconocer las actividades ilegales de sus empleados y negó haber aprobado la práctica. 

Miembros del comité y la prensa en general, desestimaron la línea de defensa, toda vez que ambos acuerdos millonarios con Taylor y Glifford habían sido aprobados formalmente por el directorio de News Corporation, presidido por el magnate

Sienna Miller
Sienna Miller es una bella actriz británica. Sus teléfonos fueron interferidos y sus conversaciones privadas publicadas en tabloides.



Sienna Miller.
A diferencia de los casos anteriores, la Sra. Miller se negó a efectuar un acuerdo extrajudicial. Hizo una denuncia penal, la que fue desestimada por Tribunales. A continuación inició una causa civil, que ganó. Su compensación (£100.000), notoriamente inferior a la obtenida por Taylor y Glifford, demostró indubitablemente la responsabilidad de News Corporation, para enorme satisfacción de la damnificada.
The Scotsman, 22 de julio de 2011:
IT WAS the Sienna Miller case wot done it. Appearing before the culture, media and sport select committee last week, James Murdoch and Rebekah Brooks confirmed for the first time that it was the actress's decision to sue the News of the World for hacking into her voicemail which finally brought the house of cards tumbling down. (Artículo completo[4]).
Bien, valiente Sienna.

Tommy Sheridan
Sheridan[5] es un político líder del Partido Socialista Escocés. En el año 2003 logró una elección record, colocando en total 6 diputados en la legislatura local, Holyrood. Era representante por Glasgow, una ciudad industrial y con astilleros, bastión de los movimientos obreros locales.



Tommy Sheridan, ex diputado por el Partido Socialista Escocés.
El partido de izquierda estaba en una línea de ascenso indiscutible. En el año 2006, el diputado inicia un juicio a News of the Word, el tabloide del grupo News Corporation, por interferencia en sus comunicaciones telefónicas. Lo gana y es compensado civilmente por £ 200.000. Al año siguiente, el grupo mediático lo acusa de perjurio. Luego de un largo juicio, donde la pericia la efectúa la policía, el juez lo encuentra culpable y lo condena a tres años de prisión efectiva. 
Apela a la Corte Suprema de Escocia, quien confirma la sentencia en un voto dividido, 8 contra 6.
Cuando en 2011 se ventilan las acusaciones ante el Comité de la Cámara de los Comunes, el ex diputado Sheridan se encontraba en prisión.
Cuando el Comité investigador ventila el modus operandi de News of the Word, con el escándalo a toda vela, le dieron libertad a Sheridan para visitar unos días a su familia[6].
Hubo grandes controversias, y todo el juicio por perjurio fue altamente comentado en la prensa escocesa. Poco tiempo después, se revisó el fallo, ante los reconocimientos de delito de varios de los implicados y recibió la libertad definitiva.
La prisión de Sheridan tuvo un efecto devastador sobre el naciente partido Socialista y nunca más volvió a tener igual importancia parlamentaria.
La noticia tuvo amplia cobertura en Escocia, y casi nula en Inglaterra.
Me escandalicé. No podía entender que un diputado no tuviera fueros. Quedó por demás expuesta la fragilidad de un diputado de minorías frente a una corporación, en particular cuando la policía (la pericia) y la justicia, jugó para Murdoch. 
Era evidente, ante mis ojos extranjeros, que la denuncia por perjurio era una aberración. Sin embargo el diputado pasó más de un año preso y su proyecto político fue reducido a su mínima expresión.
El caso Sheridan grafica con claridad la razón que tenía Juan Bautista Alberdi en proteger a nuestros representantes.
Los fueros no existen para proteger al legislador, sino para protegernos a nosotros y nuestra voluntad expresada en el voto.
Y sirve también para que no idealicemos a otros países, donde también existen injusticias y la persecución política.
De ninguna forma equiparo Gran Bretaña, tierra de la libertad, con nosotros.
Pero tampoco es transparente como el cristal, y siempre es mejor aprender con los errores ajenos y no de los propios.

Sean Hoare
En pleno escándalo por la investigación del Comité de la Cámara de los Comunes, en las pantallas de televisión, informaban sobre el suicidio de Hoare[7].


Sean Hoare.
Tanto la televisión como la prensa escrita presentaban el caso Murdoch día y noche, así como cada novedad, en lo que parecía una novela por entregas. Bastante similar a la adrenalina que vivimos luego del asesinato de Nisman.
El Sr. Hoare sostuvo públicamente que Andy Coulson estaba al tanto de las escuchas telefónicas y que había mentido al Comité al sostener que era una práctica por él ignorada.
Su testimonio, de haber sido repetido en la Corte, hubiera perjudicado notoriamente a Coulson, funcionario de Cameron (al poco tiempo renunciaría).
Pocos días después, Hoare aparece muerto en su departamento. La policía determina en pocas horas que se trata de un suicidio.




Escena del capítulo 9 de “The Honourable Woman”.
Ningún argentino es insensible a los suicidios convenientes al poder, luego del asesinato de Nisman.

Sherlock y Magnussen – Un dilema ético-político


De izquierda a derecha, Lars Mikkelsen y Benedict Cumberbatch como Magnussen y Holmes respectivamente, en “The Last Vow”.
Hasta aquí relaté, de la forma más neutra posible, lo poco que supe sobre el caso Murdoch.
No es un problema ajeno a la República Argentina, considerando las injerencias del Grupo Clarín en los gobiernos de los últimos treinta años y en nuestros procesos eleccionarios. Actualmente el Grupo Perfil se presenta con similares apetencias, aunque no ha superado, aún, la etapa de pretensión.
 Ahora quiero plantear, sin contar el final del capítulo de “Sherlock”, para no arruinarlo para quienes no lo hayan visto, el dilema presentado por los autores de la serie, tal como lo entendí.
Y preguntar: ¿cuál es la solución a semejantes interferencias al funcionamiento de una nación? ¿Qué es admisible y qué no? ¿Con qué herramientas de defensa cuenta un estado de derecho?
Los autores inventan un magnate multimedio, Magnussen.


Lars Mikkelsen en el papel de Charles Magnussen, en “His Last Vow”.
En una presentación de alta calidad y extremadamente popular, los autores introducen al público la disyuntiva ética de un estado de derecho frente a personas con una alta concentración de poder, inescrupulosas y que ocasionalmente brindan servicios a los miembros del poder político y otras tantas los chantajean. ¿Cómo proceder? ¿Cuánto admitir y cuánto no?
El magnate expresa con claridad que considera a los británicos domesticados, “herbívoros”[8], y describe a GB como un excelente laboratorio para poner a prueba sus excesos, para luego, en caso de éxito, extender la nueva práctica al resto del globo. Puntualmente afirma que GB es una cápsula de Petri.


Charles Magnussen exterioriza su opinión sobre Gran Bretaña ante un atento Sherlock Holmes, en “His Last Vow”.


El estado de derecho puede ser un terreno fértil para todo tipo de abusivos, prepotentes, bullies, si los ciudadanos que no lo son no cuentan con mecanismos de defensa adecuados.
La mera existencia del estado de derecho es una afrenta y un desafío para los totalitarios, los teócratas, los autócratas, porque es un ejemplo que su pueblo sometido puede querer imitar, poniendo así en riesgo su propia existencia. ("Oíd mortales, el grito sagrado, Libertad, Libertad, Libertad").
Es por eso que los autócratas nos quieren llevar siempre a su terreno. El terrorismo es un claro caso, obligarnos a pelear con sus armas y no con la ley.
Presentar la otra mejilla, no es, a mi entender, una solución admisible. Es naif, y, básicamente, seguro camino a la derrota.
Uno termina vencido, y dando lugar a otro autócrata, quien se presentará como el salvador.
En la serie, un alto jerarca del gobierno, defiende la tolerancia a personas como el magnate, ya que las considera útiles, a la vez que admite que éstas son lo suficientemente inteligentes para no meterse con los verdaderamente poderosos[9], y termina su justificación, calificándolos como meros “hombres de negocios”.
Los autores de la serie dan una solución al desafío que Magnussen/Murdoch plantea al estado de derecho.
Como no soy una persona sensible a las sutilezas, se me escapa si la dupla Gatiss/Moffat tiene una intención crítica o complaciente.
Sea como sea, estoy de acuerdo con el desenlace.
Como sostiene el personaje Mary Morstan, “...por eso existe gente como yo”.
Invito a ver la serie, que actualmente ofrece Netflix y proponer cómo solucionaría cada uno el desafío que los Magnussen de este mundo imponen a las naciones regidas por un estado de derecho.

Murdoch, corolario
Finalmente, a pesar de sus múltiples violaciones penales, Murdoch no fue preso. Pagó indemnizaciones a algunos, se le arruinó el negocio BSkyB, se divorció de Deng y poco más.
Sin ser una experta en política británica, deduzco que alguien no quiso que la red de telefonía, televisión e internet fuera manejada por chinos.
En particular porque la existencia de empresas chinas es una gigantesca ficción. El estado chino es dueño de todo en un país comunista.
Si no hubiera sido por esa pretensión, Murdoch seguiría escuchando las conversaciones de MP’s y lores, y, supuestamente, sacando provecho de ellas, con el solícito auxilio de la policía.
A veces, los Murdoch/Magnussen/Magnetto dan un paso demás.
¿Murdoch? Murdoch se va a casar. Es su manera de decir que sus negocios chinos pasaron a la historia. 
Sabe cuando recular en ojotas.


Rupert Murdoch y actual fiancée Jerry Hall.

* * *





[8] Nota de la autora: discrepo con tal categorización. Considero al pueblo inglés como un pueblo guerrero que ha sabido defender su estilo de vida todas las veces que fue necesario, con altos costos.
[9] Habría que ver, en el caso de Murdoch, si es estrictamente cierto. Publicar conversaciones íntimas del Príncipe de Gales, indican que, o bien el príncipe no es tan poderoso, o estos personajes a veces sí, cometen errores.

2 comentarios:

  1. En las mismas circunstancias apoyo la decisión de Sherlock, pero lo ideal es siempre enviarlos a prisión para que sufran por la falta de poder y lujos. Aun que hay algunos que pueden seguir manipulando aun en esas circunstancias para ellos plomo.

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  2. En el extremo, solo queda esa decisión. Lo inteligente (creo) es ir parándolos antes. Cuando hacen algo indebido, causa, cárcel en suspenso, arreglos civiles. Entonces se vuelven prudentes. Estas cosas pasan, por sobretodo, porque durante años NADIE les dice "esto no". No tienen límite. Y se desbocan. ¿No?

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