Twitter

lunes, 13 de marzo de 2017

Externalidad

Externalidad



“Externalidad” es un concepto que se enseña en Economía en el primer semestre del primer año.
Habitualmente viene acompañado de dos ejemplos: ferrocarril y contaminación.
Trataré de ponerlo en mis palabras. Ténganme paciencia por el tecnicismo, pero es un concepto que utilizaré en varias oportunidades.
Pintura de Qi Baishi.



Se denomina externalidad al efecto económico sobre personas ajenas (externos) a la acción económica de origen.
Ejemplos:
Va llegando gente al baile.
Si pongo en una localidad mediana un teatro, anda bien y recibe espectadores, a cambio, recibo el ingreso por entradas. El señor del bar de enfrente, pre-existente, gracias a la apertura del teatro, incrementó sus ventas, sin invertir un peso. Para él, la existencia del teatro, es una externalidad positiva.

Acción: abrir el teatro. Actividad económica del teatro: costos (luz, personal, mantenimiento, impuestos), beneficio: venta de entradas.
James Bond va a la Ópera.
Externalidad: actividad económica fuera del teatro (bares, estacionamiento, hotel donde se alojan los artistas).


Carlos Keen - Estación de Ferrocarril

Habitualmente se da el ejemplo del FFCC para exponer las externalidades positivas. El propietario del FFCC (sea un privado o el Estado) no llega a cobrar la totalidad de los beneficios que entrega a la comunidad por su mera existencia. De esos beneficios cobrará los servicios de pasajeros, carga, depósito, locales comerciales, etc. Otros beneficios (la valorización inmobiliaria de las localidades que atraviesa),  no.

Una externalidad puede ser negativa. Sería el caso de alguien que genera un perjuicio y no compensa a los perjudicados por el daño. Si tengo una fábrica que vierte agua con sulfuro a un río, perjudico personas, plantas y animales. Si no soy multada, es una externalidad negativa que no incide en mi cuenta de pérdidas y ganancias.

Evangelina Carrozo protesta por el establecimiento de pasteras
en Gualeguaychú frente a los líderes del G20.
Detalle sobre la cara de Tony Blair, abajo, a la izquierda.

¿Cuál sería mi ganancia en actuar así? Pues ahorro el costo de depurar el agua contaminada antes de arrojarla. Ahorro el costo de compra y mantenimiento de una planta de tratamiento.
En un sentido estricto, la externalidad negativa está contemplada en el derecho romano y en nuestro derecho civil. El que rompe, paga. Es muy claro.
Si contamino, pago. Si mato, pago, Si rompo, pago. El daño se paga.

Durante los SXIX y SXX, el precio de la contaminación la determinó el Estado. E hizo que fuera muy barato. Porque el estado privilegió que existieran fábricas por sobre la salud de la población. Valoró más el interés de las empresas que el de los ciudadanos, subsidiando, a costa de estos últimos, los costos productivos. Quien describe bien estos costos y la falta de interés del Estado en justipreciarlo son los libertarios de la Canadá francesa. Gente piola.

Un caso más doméstico puede ser el del desarrollo inmobiliario. Compro un terreno sobre la costa uruguaya con vista al mar. Al momento de la compra, la planta municipal dispone que la distancia entre el terreno en venta y la costa permanecerá como terreno público baldío municipal. Diez años después la municipalidad autoriza a construir sobre la arena entre mi casa y el mar.
Eso, inmediatamente, origina la pérdida de valor de mi propiedad. Habrá sido un negocio para el que vendió el terreno y para el funcionario que rezonificó. Pero no para mí. Eso es una externalidad negativa.

Voy a dar otro caso. Soy una empresa petrolera que quiero explotar el petróleo de Irak. Pero el gobierno de Iraq le dio la concesión a un competidor o lo explota con una empresa nacional. ¿Armo un ejército privado, lo pago e invado Irak? No. Le pido al gobierno de mi país que invada Irak y que una vez que controle el país, me conceda las áreas petroleras. ¿Quién paga el traslado del ejército, sus insumos y su mantenimiento en el extranjero? El pueblo de la Nación que manda al ejército. Esa es una externalidad para la empresa petrolera. Su principal costo de producción (la seguridad del pozo petrolero y de la concesión) la soporta un externo, en este caso, el contribuyente del país que logré convencer que me defienda los intereses.

Se puede argüir en este caso que la empresa paga impuestos. No siempre sucede. Supongamos que sí. Ahí habría que hacer las cuentas entre el costo de la invasión y los impuestos que pagaron esas empresas. Por lo general esas empresas tienen su sede en un off-shore (aquí, aquí, aquí y aquí).


* * *

Existen pocas formas de hacer fortunas:
  • Una es aprovechar externalidades, esto es, no asumir la totalidad de los costos que genera mi actividad económica,
  • Otra es manipular el precio de venta de mi producto, en vez de competir por el precio y calidad en un mercado atomizado,
  • Otra es manipular (hacia la baja) el precio de compra de mis insumos (materia prima, mano de obra, otros),
  • Otra es evadir impuestos.
* * *

Estamos en un mundo que varió de la promesa de finales del SXIX en Occidente y que se acabó con la segunda guerra mundial. Nuestra Constitución Nacional presupone la existencia de propietarios. Personas que tienen un pedazo de tierra, o una barca, o una carreta (hoy sería un camión), o un comercio. Y que esas personas necesitan muchos empleados y compiten por ellos (la Argentina SIEMPRE tuvo mano de obra cara por la escasez).

Desde la segunda guerra mundial se ha restringido el acceso a la propiedad. Empresas grandes compran a más chicas. No sólo aquí sino en el mundo. Ahora tenemos una única fábrica de caramelos, dos de galletitas, dos de pasta dentífrica. IRSA tiene 320.000 sólo en Santa Fe, y así. No sólo aquí. Este fenómeno se repite en Francia, Canadá, Australia. El retroceso de los individuos frente al Estado y a las grandes empresas es diario.
Ese camino es el que tenemos que desandar. Entender qué pasó, cuáles son los mecanismos para quitarnos la propiedad y la capacidad de ahorro. Volver al reino de Alberdi, nuestra Constitución Nacional.
Y armar un programa para volver a ser dueños. De nuestra casa, de nuestro taller, de nuestro local, de nuestra vida.


* * *

               

* * *



No hay comentarios.:

Publicar un comentario