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jueves, 25 de febrero de 2016

Ganancias

Los empleados y profesionales NO deben pagar ganancias


         


Voy a tratar de explicar por qué los empleados NO deben para impuesto a las ganancias  de cuarta categoría. Ni los que están en relación de dependencia ni los monotributistas ni los que facturan su trabajo.
Impuesto a las ganancias
Antes de explayarme, se trata, a mi criterio, de un impuesto inconstitucional, que sólo pudo ser implementado fuera del Estado de Derecho, durante una dictadura militar y con una Corte Suprema que abandonó (y nunca recuperó) la protección de los ciudadanos frente a los abusos del poder.
Es inconstitucional porque el Estado Nacional no puede cobrar impuestos directos.
Caras y Caretas - Revolución del 30
Se inventó en la década del treinta (1930) durante el gobierno de facto del General Uriburu. Y pudo implementar un impuesto que la CN no autoriza, por el crítico entorno internacional y porque la Corte Suprema de Justicia validó todo su accionar, incluido declarar válido el golpe de Estado. Pero eso es tema para otro día.
Considero al golpe de estado de 1930 [1] como el huevo de la serpiente [2] de nuestra decadencia, por éste y otros errores. Fue cuando abandonamos a nuestra Contitución y al plan de Alberdi, que nos había dado tanta prosperidad hasta ese momento. Una de las estrellas rutilantes del régimen fue el Ministro de Hacienda, junto a todo un grupo de jóvenes maravilla, como Raúl Prebisch.
El Ministro de Agricultura Duhau y el Ministro de Hacienda, fueron los protagonistas de fuertes debates con el Senador De la Torre, donde este último los acusaba a ambos de peculado para favorecer a empresas inglesas y tolerarles que no pagaran el monto de impuestos a las ganancias que les correspondía.  Sobre esto ya me he referido.
Duhau junto a los muchachos maravilla Pinedo Prebisch.
La dupla Pinedo-Prebisch tuvo un montón de ideas geniales que arruinaron a la Argentina para siempre. Una de ellas es el impuesto a las ganancias, sobre el resto me referiré en algún otro momento [3]. Sintéticamente, armaron un plan económico - aún vigente - que viola a la Constitución Nacional y a las garantías de nuestros derechos que ella protege.
Era un impuesto exclusivo para empresas. En ese entonces gran parte de la actividad económica la llevaban adelante las personas físicas (los seres humanos, los ciudadanos, los votantes)[4]. Por supuesto que no sometía al mismo a ningún trabajador.
Situación Entonces – Situación Ahora
En esa época no había IVA del 21% ni IIBB del 5%, ni ABL por las nubes, ni impuestos del 27% sobre el IVA del cargo de electricidad, ni descuentos del 17% sobre el salario (jubilación, salud, vivienda, etcéteras).
El Estado Nacional vivía de la Aduana (de lo único que tiene que vivir), y de alguna tasa que pudiera cobrar.
Las Empresas
Las empresas pagan ganancias sobre la diferencia entre lo que facturan y sus costos. Sobre esta diferencia, se les cobra un 35%.
Tomemos como ejemplo cualquier empresa: una terminal de autos. Sus ingresos son la venta de autos y repuestos. De ese monto deduce todo. El costo de las autopartes, impuestos, el costo del personal (salarios y cargas sociales), luz, teléfono, empresa de seguridad, uniformes, comedor  en planta, amortización – desgaste de las instalaciones -, publicidad, almuerzos de los ejecutivos, el viaje en avión del gerente general para ir a Francia a explicar resultados. Una vez que restó TODO, sobre eso paga ganancias. Por lo tanto, de alguna manera, los contribuyentes le estamos pagando el 35% de todos sus gastos, ya que lo deduce de lo que va a pagar finalmente.
Las empresas NO pagan IVA. Los únicos que pagan IVA son los consumidores (CONSUMIDOR FINAL en la jerga). Las empresas sólo son recaudadoras del impuesto. Lo cobran y pagan. Son pasamanos.
Los Impuestos a los Ingresos Brutos, a los Sellos, las cargas sociales del personal, el impuesto al cheque, los carga al precio del producto que vende.

Habría que pensar también la situación de las pequeñas empresas. Toda empresa que no pertenezca a un grupo económico sino a personas, debería tener un mínimo sobre el que no pague ganancias. Actualmente hay un subterfugio, que está constituido por las remuneraciones al directorio. De todas maneras, habría que poner un piso, aún en las empresas (¿$ 100.000 mensuales?).
En resumen, los consumidores, de automóviles, fideos, medicamentos, pantalones, pañales, lamparitas de luz, pagamos el producto, más IVA, más ingresos brutos, más sellos, más impuestos a las transferencias bancarias, más las cargas sociales más la parte proporcional del ABL e Impuesto a los Bienes Personales del local. Todo termina en el consumidor, en el delirante sistema de impuestos de la Argentina.
LA REALIDAD DEL TRABAJADOR
Del sueldo del trabajador sale: los descuentos para jubilación, obra social, el cuota sindical, y otras como para la construcción de viviendas – de otros.
De lo que queda, el trabajador debe pagar:
-          Alimentos
-          Indumentaria
-          Útiles Escolares
-          Transporte
-          Luz, teléfono, el gas.
-          Entretenimiento: cine, cancha de fútbol, teatro.
-          El alquiler.
De los primeros cuatro, paga el 21% de IVA y el 5% de ingresos brutos.
De los servicios paga 27% además de alguna contribución (el fondo Santa Cruz, por ejemplo).
De los entretenimientos, a veces paga, a veces no.
Del alquiler, no paga.

Las expensas de propiedad horizontal paga los gastos con IVA incluido. Por lo tanto, también paga IVA e IIBB indirectamente.
Una persona que cobra $ 40.000 y tiene $ 8.000 de alquiler departamento más cochera más expensas, paga impuestos cada vez que compra algo, por un total de $ 32.000 x (26% /1,21) = $ 6.876.-  Esto representa un 17% de su ingreso.
Y este monto son únicamente los impuestos directos, no los indirectos incluidos en el precio de los productos. A ese tipo, al que ya le sacaron 17% de cargas sociales y sobre el restante pagó 17% de impuestos, le quieren sacar GANANCIAS.  17%+17%=34% de su ingreso sin incluir impuestos indirectos. Y SIN PAGAR todavía IMPUESTOS A LAS GANANCIAS.

A ESTA PERSONA, ADEMÁS, LE QUIEREN SACAR OTRO IMPUESTO ADICIONAL (GANANCIAS). Y no pudo descontar ninguno de los costos que le insume ir a trabajar (colectivo, comida, ropa, educación, capacitación, etc.), ni todo lo que gastó a lo largo de su vida para poder llegar a cobrar ese sueldo.

El trabajador, el profesional que factura, a diferencia de las empresas, NO PUEDE DESCONTAR NADA.

Mientras que una empresa PyMe que factura $ 40.000.000 anuales, y tiene una ganancias antes de impuestos del 10% (promedio), paga tributos sobre $ 4.000.000. por un total de $ 1.400.000. que representa un 3,5% de su ingreso.

Empresas pagan 3,5% de sus ingresos. Trabajadores pagan 35% de sus ingresos. Y además pagan IVA e Ingresos brutos. Algo está mal.

Algunos sostienen que en otros países se cobra impuesto a las ganancias sobre el salario. Sí, pero en esos países el impuesto a las ventas es del 6% al 10% (y no 26%), no tienen los descuentos previsionales y sindicales que tenemos nosotros.
Señores políticos: déjense de jorobar, cobren impuesto a las empresas, hasta que reordenemos de cuajo todo el sistema impositivo argentino.



[1] Repito aquí las sabias palabras de mi maestro, el Dr. Jorge Ávila: “Dos modelos han ordenado la economía argentina desde la Organización Nacional. El de Juan Bautista Alberdi, entre principios de la década del 1860 y principios de la década de 1930, y el de Federico Pinedo a partir de entonces”.
[2] Por eso siempre pensé que la hipótesis de Fernando Iglesias –que nuestros problemas nacieron en 1946 con el General Perón- son de una haraganería intelectual triste. E intelectualmente deshonesto. Poner en otro, ajeno, todos los males. Los atenienses ponían en los tebanos todo lo feo, lo horrible, lo siniestro, lo truculento, lo peor de cada uno de nosotros. Los tebanos, los que se acuestan con la madre como el pervertido de Edipo. Iglesias, sin la calidad de Sófocles, recurre a la cobardía intelectual de mirar sólo lo que le conviene. El malo es el peronismo. No el partido de la Iglesia, no el conservadurismo. No el corporativismo. No el entorno internacional. No nosotros. No él.
[3] Como simple ejemplo diré que cerraron las aduanas que se ubicaban en las fronteras provinciales, obligando a toda la producción regional a embarcar por Buenos Aires. Destruyó para siempre la producción de algodón de Catamarca, que se exportaba por puertos del Pacífico.
[4] Sobre esto me referiré en otra oportunidad. Creo que para volver a ser libres y volver a la Constitución de 1853, en especial su espíritu, necesitamos que sean las personas (hoy personas físicas) las que creen y posean riqueza.

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