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jueves, 7 de abril de 2016

Supermercados e Inflación

Inflación y Supermercados

Actualmente existe una duda si la inflación la provocan los supermercados porque son malos y abusivos o la inflación existe porque el BCRA le da a la maquinita. En términos formales, los supermercados abusan de su posición dominante en el mercado, el BCRA emite expandiendo la base monetaria y provocando un aumento generalizado de precios (inflación).
La explicación que los precios aumentan porque el BCRA emite, la defiende el economista de gran futuro Javier Milei, Aquí.
Cómo hacer que los supermercados bajen los precios, lo explica el amigo de la casa @TodosGronchos, Aquí.


La Verdad de la Milanesa (o de la góndola) by Hyspasia
Creo que ambos tienen razón y voy a tratar de explicarlo. Veré si lo logro.


La Inflación

La inflación es un efecto monetario. Sucede porque el BCRA (Banco Central de la República Argentina) emite. Provoca que el dinero abunde respecto a los bienes. Las personas tienen más dinero en las manos, los objetos son los mismos, entonces se ofrece más dinero, por ejemplo, para comprar una silla, y suben los precios. Suben los precios porque el comerciante siempre cobra el máximo precio posible que el mercado le valida, esto es, que encuentra comprador.
Sin embargo, no todos los precios "se mueven" igual. Si la base monetaria sube un 10%, no todos los precios suben un 10%. Unos suben 20%, otros no suben, otros (pocos) bajan. 
La emisión monetaria es la razón por la que hay inflación.
Los cambios desparejos de los precios es una consecuencia de la inflación.
Esa consecuencia es la que voy a tratar de explicar.
Las Consecuencias de la Inflación
El efecto secundario de la inflación es que no todos los precios suben parejos. Sobre esto me quiero detener. NO SUCEDE que la base monetaria aumente un 2% y todos los precios suban un 2%. En ese caso todos los precios quedarían igual en  términos relativos. Se necesitaría la misma cantidad de yogures para comprar un litro de nafta y un alquiler valdría la misma cantidad de kilos de cuadrada. Pero no es así. El efecto más devastador de la inflación es que cambia el precio relativo de los bienes. Entonces con un aumento de la cantidad de moneda circulando de un 2%, hay cosas que no aumentarán, otras lo harán un 10% y otras, paradójicamente, bajarán.
¿Por qué? Porque los mercados son rígidos. Ejemplo: si aumenta la base monetaria, mi alquiler no aumenta, hasta que tenga que renovar. El precio del colectivo no aumenta. Mi salario no aumenta. Luego, aumentan los salarios un 20%. La gente tiene más dinero en el bolsillo ¿A qué aplica ese 20% adicional? Acá se larga una carrera de todos los que tienen cosas para vender, para apropiarse de ese nuevo 20%.
Veamos un ejemplo: una persona gana $ 20.000. Se viene comiendo la inflación en los últimos 6 meses. Le aumentan 15%. Pasa a ganar $ 23.000 ¿qué hace con esos $ 3000 adicionales? Aquí hay un montón de empresas y personas que desean esos $ 3.000 más. Si las tarifas están congeladas y el alquiler también, se lo apropiará quien tiene poder de negociación: SUTERH (aumentan las expensas), los que hacen mucha propaganda en TV para que lo gaste en suntuarios ("¡Compre televisor en 24 cuotas en Garbarino!"); o los que embocan de una porque el consumidor no tiene capacidad de negociación (colegios y prepagas), esto sucede porque hay altos costos en cambiar de proveedor – técnicamente: "barreras de salida" ; y por último, productos de primera necesidad: comida y artículos de limpieza y tocador.
Los oligopolios son lo más.
Uno no puede dejar de comprar comida ni jabón de lavar ni shampoo. Así de simple. Si estuviéramos en un mercado perfecto, con multiplicidad de oferentes (muchos oferentes), entonces el traslado al precio del jabón, sería el costo. Si la base monetaria aumenta un 2%, el aumento del jabón sería un 2%. Pero no es así. ¿Por qué?
Huayra.
Hay un efecto que se estudia en economía que se llama elasticidad a precio. Define cuánto aumenta o baja la demanda de un producto si aumenta el precio.  Todas las personas reaccionamos distinto. Una persona muy rica no dejará de comprar un Huayra porque aumente un 10% en euros. Pero si cuento las monedas y la carne vacuna sube, y el pollo no, pasaré a consumir más pollo.
Pollo muerto.
Esto depende de lo necesario que sea un producto y de los sustitutos que haya (carne vacuna-pollo). Y de la competencia. Si la Campagnola sube el precio de la salsa de tomate el doble, pero su competidor no, pasaré a comprar la otra marca y listo.
Entonces ¿cuál es el problema? El problema es que durante el gobierno de Menem dos empresas de artículos de tocador y limpieza compraron todas las otras marcas. Y quedaron dos empresas en elaboración de alimentos. Y sólo quedaron pocas empresas en elaboración de harina (fideos secos). Entonces cobran lo que quieren.
Unilever y PyG deciden cuánto nos cuesta lavarnos. Punto.
Comparen el precio de la pasta dentífrica aquí o el jabón con precios internacionales.

Supermercados
Con el gobierno de Menem se aceleró la colocación de supermercados. Fue favorecido por el Estado al punto de cederles tierras fiscales (Jumbo en Palermo sobre tierras del Ejército).
Los supermercados compran más barato que un almacén porque lo hacen en grandes cantidades. Con Menem, esa ganancia la trasladaron parcialmente a los precios, con lo que el público acudió a los supermercados y abandonó los almacenes, después de todo, vendían más barato ¿no?. La otra parte de esa diferencia la aplicaron a abrir nuevas bocas de expendio. Hicieron lo mismo que Blockbuster. Funcionaron a precio de dumping hasta que eliminaron a todos los que quisieron. Luego subieron los precios, con márgenes a gusto. Sin competencia que les pueda pelear el margen. Igual que Blockbuster.
En cuanto a las grandes empresas de alimentos y limpieza, la respuesta serían nuevas empresas locales o no, que salgan a competir, obligando a bajar los precios. Después de todo la tecnología para jabón de tocador, detergente o dentífrico tiene más de un siglo y se fabricaba aquí muchas décadas antes de que vinieran los gringos. Pero están clausuradas las bocas de expendio, ya que los supermercados controlan la mayoría de las bocas minoristas de las grandes ciudades. Los nuevos no pueden entrar. A menos que sean monstruos, como Nestlé o Cocacola.
$ 570 el Kilo de nuez pelada en Carrefour. Son U$S 38 el kilo. ¿cuánto creen que les toca al productor en Catamarca o Córdoba? ¿Cuánta manufactura tiene? Es ponerlo en una cajita que vale centavos. No requiere frío. Ni en Dubai vale ese precio.
A esto se agregan tres efectos de la “década ganada”. Uno, que creció la concentración de supermercados con los K, con el visto bueno del poder. Recuerden la coima de CENCOSUD de U$S 6.000.000 a Néstor Kirchner para que autorice la fusión de Disco y Jumbo. El segundo fue la connivencia de los supermercados con Guillermo Moreno. Llegó al extremo de pagarles a los supermercados para que pusieran tal producto a tal precio, dándoles el Estado la diferencia (sin contralor alguno, por supuesto). Corrieron millones de pesos de las arcas públicas a los bolsillos supermercadiles. El tercer efecto fue la cartelización del sector molinero (harina y fideos secos) bajo la batuta de Wado de Pedro y su tío, presidente de la cámara. Aparte del delito de abuso de los productores de trigo (sobre lo que se ha explayado largo y parejo Matías Longoni), está la cartelización de los precios de harina y fideos, rayano en lo descarado.
Wado de Pedro se ha convertido en uno de los hombres más ricos de la Argentina. Y no tiene ninguna causa penal abierta por su manipulación de los precios del trigo.
Por lo tanto, meternos en esos andariveles no es “la intervención del estado malo en el libre juego de la oferta y la demanda”. Es entrar en un mercado oligopólico, oligopsónico y CARTELIZADO, en productos de alta necesidad – de demanda inelástica en la jerga - . No es un auto, que si el fabricante se delira no lo compro. Es detergente.
Por lo tanto, tampoco sirve abrir la importación. Porque Carrefour o Jumbo comprarán barato shampoo en Hungría, pero lo colocarán en la góndola al precio que se les antoje.
Así que, hasta que prime la racionalidad. Esto es que cobren productos estandarizados internacionalmente a los precios internacionales, creo que habría que ser muy duro con los muchachos, con las soluciones provistas por Mr. G.
En EEUU existe una ley antimonopolio que la Justicia la hace cumplir. Y sanciona brutalmente la cartelización. Acá no existe. Al extremo que cuando Sbatella firmó un dictamen en contra de la fusión Jumbo-Disco lo despidieron; y aún existiendo ese dictamen en contra, Néstor Kirchner igual la aprobó.
¿Y el PRO?
El gobierno de la ciudad de Buenos Aires tiene innumerables herramientas. Pero no las aplica ¿por qué? Porque Rodríguez Larreta ha sido más que complaciente, armó un negociado infame hace dos años con las bolsitas de nylon: obligó a cobrarlas. Lo que era gratis, obligó a que se pagaran (ahora $ =0,65 c/u). Es similar a cuando Néstor Kirchner obligó a Cristóbal López a poner más maquinitas en el Hipódromo de Buenos Aires.
Horacio, nuestro vendedor de bolsitas de nylon amigo.

Debería: 
- Abrir ferias municipales como en París, Londres o New York. 
- No autorizar más bocas de supermercados. 
- Vigilar la proporción de ventas por barrio (que no supere 30%) y obligar a su cierre cuando se venza contrato de alquiler a los casos excedentes.
- Facilitar a las familias a que vuelvan a tener almacenes, carnicerías, pollerías, verdulerías, hueverías, con diferencias impositivas. 
De todo, creo que lo que más resultado da son las ferias.
- Dejar de robar. Eso ayudaría muchísimo.
También ayudaría reventar la cofradía supermercados-Cavallieri-gobernantes. Cavallieri es el dueño de la empresa que coloca trabajo temporal en los supers (cajeros y repositores).
Cerrar el Jumbo Palermo y devolverle el predio al Ejército. Tirar abajo esa horrible estructura de cemento, plantar árboles y dejarnos ver los bellísimos edificios Belle Époque ocultos por el mamotreto.
Y dejar de ser tan naives, que no estamos lidiando con Blancanieves. En algo los peronistas SOMOS más prácticos.
Esto dicho con todo respeto.
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No me explayaré sobre mi sospecha de que la casta política es propietaria parcial de las cadenas de supermercados. Lo dejo para cuando tenga más indicios.
* * *
Les cuento, para los que lo ignoran, que la familia Kirchner es dueña del 95% del paquete accionario de Garbarino y aquí . Ahora entenderán la existencia de tanto plan cuota.
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